Los problemas con el agua potable provocaron manifestaciones en la provincia iraní de Juzestán.
Las protestas pacíficas por la escasez de agua se intensificaron en enfrentamientos entre manifestantes y la policía en la ciudad de Khorramshahr en el suroeste de Irán.
Los manifestantes arrojaron piedras y escombros a las fuerzas del orden. La policía respondió con gases lacrimógenos. Varias estructuras resultaron dañadas, incluido el Museo de la Defensa Sagrada, dedicado a la guerra de ocho años contra Irak, y uno de los puentes.