En las manifestaciones se escucharon consignas contra la privatización de Correos y el manejo de la pandemia.
Miles de personas salieron a las calles de Sao Paulo y Río de Janeiro para exigir la renuncia del presidente Jair Bolsonaro con carteles y acusaciones de corrupción y mala gestión de la pandemia del coronavirus en Brasil.
Los manifestantes, en su mayoría activistas de movimientos sociales, estudiantes y partidos políticos, se dieron cita desde las 17H00 horas frente al Teatro Municipal, un hito histórico en el casco antiguo de la capital del estado de Sao Paulo.
En el centro de Sao Paulo se vieron carteles con la palabra «Genocidio», y en Río de Janeiro hubo enfrentamientos entre policías y manifestantes y las autoridades utilizaron gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.
Los manifestantes, reunidos con pancartas, banderas y tambores, fueron rodeado por policías, mientras que tropas de choque del Baep (Batallón de Acciones Especiales de la Policía) se agruparon en calles transversales.
Los participantes en las movilizaciones e incluso los peatones que transitaban por la zona fueron registrados a su llegada y se inspeccionaron mochilas y pertenencias “en busca de artefactos explosivos o violentos”, según explicó la policía en el lugar.
El acto fue organizado por el Frente Fora Bolsonaro de São João del-Rei y promovió la distribución de folletos sobre la convocatoria para la próxima protestas a nivel nacional, prevista para el 24 de julio.
Según los organizadores, en esta movilización se dio un apoyo a la estatal de Correos, y otras empresas públicas que corren el riesgo de ser privatizadas por el Programa Nacional de Privatización, en trámite en el congreso”.
Los manifestantes también protestaron contra los recortes presupuestarios y las reformas que amenazan los servicios públicos como la salud y la educación.
En Río de Janeiro, las protestas contra el presidente Bolsonaro terminaron con dos personas detenidas, según la Policía Militar (PM).
La manifestación se llevó a cabo en Cinelândia, en el centro de Río.
El acto comenzó a última hora de la tarde de este martes, y reunió a cientos de personas, mientras elementos de seguridad pública utilizaron bombas paralizantes y gas pimienta para reprimir a los manifestantes.
Bolsonaro, hospitalizado este miércoles, está bajo presión debido a la caída de su popularidad y una investigación del Senado sobre las acusaciones de corrupción relacionadas con la compra de vacunas.