Participantes de las protestas sociales, que no paran en Colombia desde el 28 de abril, derribaron una estatua de Cristóbal Colón desde un pedestal en la ciudad de Barranquilla. Los manifestantes de todo el país también atacaron el transporte público y policial, las comisarías y los comercios.
“Los jóvenes salieron a las calles para detener las masacres y obligar al gobierno a dialogar con nosotros. El gobierno no quiso responder a nuestras solicitudes. Así, dado el panorama, seguiremos resistiendo en las calles”, dijeron los manifestantes que derribaron la estatua de Colón. Según ellos, la demolición del monumento es un acto simbólico para ellos, escribe La FM.
Las protestas sociales han continuado en Colombia desde el 28 de abril. El lunes, la policía registró acciones violentas en ocho ciudades. “Durante el día, las unidades antidisturbios de la Policía Nacional realizaron 20 operativos en varias ciudades de Colombia”, dijo el jefe de la Policía Nacional Jorge Luis Vargas Valencia, informa RIA Novosti.
Según el general, la situación callejera más difícil fue en la occidental ciudad de Pasto, donde fueron atacados 11 autobuses urbanos y un coche de la policía. Los corresponsales de Blu Radio informaron que un grupo de niños del jardín de infancia se encontraba en el epicentro del enfrentamiento entre manifestantes y policías en Pasto, quienes debieron ser evacuados del edificio a pesar de los gases lacrimógenos y las piedras voladoras.
En Medellín, los manifestantes arrojaron cócteles Molotov en una estación de policía y una tienda cercana, e intentaron incendiar un edificio del hospital con 60 pacientes en diálisis. Cinco personas, entre ellas un médico, un periodista y un oficial de seguridad, resultaron heridas.
Asimismo, cuatro policías recibieron diversas heridas y fueron hospitalizados en Madrid, departamento de Cundinamarca, como consecuencia del ataque e incendio provocado de una comisaría. Cinco manifestantes requirieron asistencia médica, según la Cruz Roja.
Se está llevando a cabo una huelga nacional para protestar por la controvertida reforma fiscal del gobierno y otras medidas económicas y sociales. Como parte de la protesta en las ciudades del país, además de las marchas pacíficas, se producen enfrentamientos violentos entre civiles y policías, disturbios, robos y actos vandálicos. Miles de personas resultaron heridas a ambos lados de las barricadas, según información oficial, murieron 25 personas, según activistas de derechos humanos, más de 80.
El diálogo entre el gobierno y los manifestantes en mayo y junio fracasó y se detuvo. Las autoridades se negaron a firmar un acuerdo que garantizara una protesta pacífica, luego de lo cual los líderes de la protesta se retiraron de las negociaciones el 7 de junio. El Comité Nacional de Protesta el 15 de junio anunció el cese temporal de las manifestaciones periódicas que realiza como parte de un paro nacional desde el 28 de abril, pero las acciones espontáneas continúan sin organizadores visibles.
Representantes de la comisión planean presentar al Congreso el 20 de julio un plan para la elaboración de proyectos de ley sobre los puntos del documento de emergencia, que se redactó originalmente a fines del 2019, pero en el contexto del brote de la pandemia del COVID-19, no recibió la atención del gobierno.