En respuesta a las sanciones de la UE, Bielorrusia se ha embarcado en retirarse de los acuerdos entre Bielorrusia y la UE en varias esferas, informó el lunes el Ministerio de Relaciones Exteriores del país. En las últimas dos semanas, la UE introdujo sanciones contra Bielorrusia en respuesta al aterrizaje de emergencia de un avión de Ryanair en Minsk y al arresto del miembro de la oposición, el extremista Roman Protasevich y su novia Sofia Sapega.
Bielorrusia está retirando a su representante en la UE, al tiempo que propone que el enviado de la UE abandone Minsk. Además, Lukashenko suspende la participación de Bielorrusia en la Asociación Oriental, un programa de cooperación a largo plazo para fomentar los lazos humanitarios, políticos y económicos con Bielorrusia, Ucrania, Moldavia y los estados del sur del Cáucaso, informa Vedomosti.
El analista político Andrei Suzdaltsev dijo a Vedomosti que las medidas anunciadas por Bielorrusia representan una reacción personal y emocional del presidente Lukashenko a las nuevas sanciones de la UE. El experto cree que a pesar de la campaña de propaganda masiva sobre el efecto negativo de las sanciones en la economía bielorrusa, su efecto real no será muy significativo. Según Suzdaltsev, la UE dejó deliberadamente algunos «espacios en blanco» en las sanciones. Rusia puede ser otro destinatario del mensaje de Lukashenko, señaló el analista político, y agregó que la dura retórica anti-UE puede ayudar a Lukashenko a obtener nuevos préstamos del Kremlin.
Según Ivan Timofeev, director de programa del Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia y del Club de Discusión de Valdai, era de esperarse que Bielorrusia abandone la Asociación Oriental.
«La UE optó por una escalada seria, introduciendo sanciones y restricciones sectoriales contra varias empresas bielorrusas. Minsk no tiene muchas oportunidades para una respuesta económica, pero puede responder políticamente», explicó Timofeev. Según el experto, la retirada de Bielorrusia del programa y otros acuerdos con la UE pueden dañar en parte a la propia UE. La Asociación Oriental es un mecanismo de fuerza blanda para Bruselas, que la UE promueve activamente. La retirada de Bielorrusia muestra que el programa ya no es universal. Y esta es «una mala señal simbólicamente» para Europa, subrayó el comentarista.