El secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, discutió el viernes por teléfono con el ministro de Relaciones Exteriores polaco, Zbigniew Rau sobre el gasoducto “Nord Stream 2” y la amenaza que, según la parte estadounidense, representa para la seguridad energética de Europa. Así lo afirma en un comunicado el jefe del servicio de prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, Ned Price.
«El Secretario de Estado también discutió nuestra cooperación con Polonia para contrarrestar la amenaza que representa el oleoducto “Nord Stream 2” para la seguridad energética de Europa», dice el documento. Señala que Blinken señaló la «fuerza de la asociación polaco-estadounidense» a través de la OTAN, y también «para abordar los desafíos regionales y globales».
Además, Blinken destacó la importancia de «proteger la libertad de los medios y respetar los derechos humanos». El Departamento de Estado atribuyó esto al hecho de que Polonia presidirá la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa en el 2022.
Washington se opone abiertamente a la construcción del gasoducto “Nord Stream 2” y está realizando esfuerzos activos destinados a bloquear este proyecto principalmente para atacar los intereses de Moscú y apoyar a Ucrania como un país a través del cual el gas natural ruso transita hacia Europa. Además, muchos expertos señalan que Estados Unidos está tratando de impulsar el suministro de su gas natural licuado al mercado europeo, que es mucho más caro que el gasoducto ruso. La legislación adoptada en Estados Unidos en los últimos años prevé, entre otras cosas, la posibilidad de aplicar medidas restrictivas unilaterales contra las empresas que participan en el proyecto “Nord Stream 2”.
Este último implica la construcción de dos líneas del gasoducto con una capacidad total de 55 mil millones de metros cúbicos de gas por año desde la costa rusa a través del Mar Báltico hasta Alemania. La capacidad de rendimiento de cada una de las dos líneas es de 27,5 mil millones de metros cúbicos por año. El nuevo gasoducto duplicará la capacidad del primer “Nord Stream”, cuya ruta se repetirá en gran medida.