La reunión entre los presidentes Vladimir Putin de Rusia y Joe Biden de Estados Unidos no ha tenido ningún impacto en la posición de Washington sobre la situación en Bielorrusia, ya que Washington planea imponer más sanciones al país. Asimismo, la postura de Moscú permanece cambiada. Dadas las circunstancias, los expertos no ven escenarios positivos para el presidente bielorruso Alexander Lukashenko, escribe Nezavisimaya Gazeta.
La subsecretaria de Asuntos Políticos de Estados Unidos, Victoria Nuland, anunció los planes de Washington de imponer nuevas sanciones a Bielorrusia en el foro de seguridad de GLOBSEC el jueves. Según ella, las restricciones se introducirán la próxima semana.
En cuanto a Moscú, algunos expertos creen que buscará alentar a Lukashenko a transferir el poder a través de una reforma constitucional, mientras que otros dicen que Rusia podría beneficiarse de un Lukashenko débil y dependiente.
«Aunque es un negociador difícil, terco y astuto, Putin probablemente no encontrará una figura más antioccidental que esté más vinculada a Moscú», señala el analista político Alexander Klaskovsky. Por lo tanto, cree que por ahora, «Putin y su círculo cercano no tienen planes de facilitar un cambio de gobierno en Bielorrusia». Sin embargo, el Kremlin «está considerando varios escenarios para Bielorrusia» y «en este sentido, Lukashenko difícilmente puede sentirse cómodo», señalaron los expertos.
En general, la situación se está volviendo cada vez más complicada para Alexander Lukashenko, enfatizó el politólogo Valery Karbalevich. En su opinión, después del aterrizaje de emergencia de un vuelo de Ryanair, Bielorrusia cruzó una línea importante «no solo en términos de relaciones con Occidente sino también en términos de la vida política bielorrusa en general». El experto espera que las sanciones futuras sean bastante duras. Al mismo tiempo, considera que los esfuerzos de Minsk para mejorar la situación son torpes y mal meditados. El liderazgo político del país se encuentra actualmente en un estado de frustración, concluyó Karbalevich.