Irán debe llevar cabo sus elecciones presidenciales el 18 de junio. Participarán cinco candidatos, pero ya se sabe que el actual presidente del Tribunal Supremo de Irán, Ebrahim Raisi, es el favorito para ganar. El Consejo de Guardianes no permitió que rivales serios participaran en el proceso. Lo único que podría ser un obstáculo para su victoria es una baja participación de votantes. Mientras tanto, Raisi es visto no solo como un futuro presidente, sino también como un sucesor potencial del Líder Supremo de Irán, Ali Khamenei, escribe Nezavisimaya Gazeta.
Vladimir Sazhin, investigador principal del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de Rusia, señala que ahora todas las ramas del poder del país estarán en manos de fuerzas conservadoras. Sin embargo, bajo Raisi, el país intentará llegar a un acuerdo sobre el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) sobre el programa nuclear iraní lo antes posible para cambiar la crítica situación económica.
«Creo que los pasos en esta dirección comenzarán en el momento de la toma de posesión en agosto. Pero, en general, el hecho de que los radicales ocupen todas las ramas afectará la política interna, se volverá más difícil. Después del flujo de dinero del petróleo, la actividad de Irán en el Medio Oriente aumentará con el apoyo de los movimientos pro-iraníes, mientras que los estados árabes e Israel se opondrán a eso. Es por eso que pronto no habrá calma en la región», dijo Sazhin.
A pesar del descontento de los iraníes por la actual situación económica, que empeoró después de que algunos candidatos fueran excluidos de las elecciones, las autoridades podrán prevenir una situación como la de 2009, cuando comenzaron los disturbios tras la victoria de Mahmoud Ahmadinejad.