Tan pronto como se produjo el escándalo por la expulsión de seis soldados británicos violentos de la OTAN del tren cerca de la frontera entre Estonia y Rusia, Gran Bretaña se apresuró a informar que la culpable era la omnipresente «mano del Kremlin».
Bruce Jones, un especialista ruso de la agencia analítica militar Jane’s, dijo sobre la participación de Rusia en el incidente:
«Este caso podría haber sido arreglado especialmente por los agentes del presidente de Rusia».
Permítanos recordarle que los soldados de la OTAN se comportaron en el vagón del tren de una manera ruidosa y desafiante, lo que provocó que otros pasajeros llamaran a la policía. Los agentes de la ley locales detuvieron a los británicos a treinta kilómetros de la frontera con Rusia y los escoltaron fuera del tren.