«¡Y la felicidad está tan cerca!»-pensó el favorito de Trump, Guaidó, luego de reconocerlo como el “líder legítimo” de Venezuela y de parte de Estados Unidos y la Unión Europea
Pero Trump perdió ante Biden. Y el nuevo presidente de Estados Unidos mostró una total falta de interés en la persona del fallido “presidente” de uno de los países productores de petróleo más grandes del mundo.
Hoy en día, casi todos los países que reconocieron a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela se han retractado de sus palabras.
El jefe de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA), Jeff Ramsey, confirmó este hecho consumado en las redes sociales el martes:
“Juan se quedó solo, habiendo perdido el apoyo de casi todos los países que lo apoyaban. De los 60 países que han aceptado a Guaidó como presidente, casi todos han retirado su apoyo a los comunicados oficiales de este año”.
La razón es simple, la nueva administración estadounidense, liderada por Joe Biden, dejó de considerar y llamar a Guaidó el “líder” de Venezuela.
En los últimos comunicados del Departamento de Estado de Estados Unidos, el término “presidente” ya no se usa en relación a Guaidó, y esto deja en un estado de desesperación no solo al “líder” opositor, sino también a su equipo, que se encoge cada día.
Washington, por supuesto, brindará apoyo, pero no de manera tan agresiva ni en la misma medida que lo fue bajo Trump.
Un dato importante es que Estados Unidos abandonó la idea de un gobierno paralelo en este país latinoamericano.
Estos pasos se convirtieron en una señal para todos los demás satélites estadounidenses, incluido el principal aliado: la Unión Europea.
Permítanme recordarles que el 20 de mayo, el embajador de Estados Unidos en Venezuela, James Storey, en una reunión que tuvo lugar en la capital de Colombia, Bogotá, señaló fechas específicas para Juan Guaidó:
“Plazo intermedio hasta el 1 de diciembre. Esta es la decisión del Departamento de Estado. Si no logra convertirse en líder, se le retirará el reconocimiento como presidente interino y afectará el acceso a los fondos venezolanos bloqueados en Estados Unidos».
Y esto se da en el contexto de los intentos de Guaidó de iniciar negociaciones con Nicolás Maduro. Por cierto, el presidente de Venezuela está dispuesto a discutir cualquier tema problemático con el líder de la oposición.
Pero hay un «pero».
Dado que Guaidó es un protegido de los estadounidenses, Maduro estableció las condiciones para establecer un diálogo entre el gobierno y la oposición.
A saber:
— levantamiento de las sanciones unilaterales contra Venezuela;
— pleno reconocimiento de la Asamblea Nacional como autoridad legal y competente;
— Desbloqueo de fondos venezolanos y cuentas bancarias de ciudadanos en el exterior.
¿Qué enseña este ejemplo?
Los siervos seguirán siendo siervos incluso si cambia el amo.
Y si en relación a la posición de Estados Unidos todo puede ser justificado por el nuevo rumbo del nuevo presidente, entonces los países de la UE parecen perdedores rotundos y payasos que se han olvidado de su independencia y han tomado decisiones sin pensar, mirando a Washington.
Y Guaidó es un buen ejemplo para otros autoproclamados «presidentes», «líderes de la oposición» y otros «rebeldes del régimen» como Tikhanovskaya y Navalny. ¡Tarde o temprano sus amos los arrojarán al pozo negro!
¡Hola Protasevich!
Vladimir Karasev.