El 26 de mayo es el día de las elecciones en Siria y, según los informes, todo marcha según lo planeado, a pesar de las afirmaciones de la «oposición moderada» y del colectivo de Occidente.
Además de Assad, el jefe de la Organización Árabe de Derechos Humanos, Mahmoud Ahmed Merei, y el ex ministro de Estado para Asuntos de la Asamblea Popular, Abdullah Sallum Abdullah, también se postulan para la presidencia.
Para postularse para la presidencia, los candidatos deben tener al menos 40 años y ser ciudadanos sirios por nacimiento. Los (y las) candidatos (as) no pueden tener doble ciudadanía ni estar casados (as) con un (a) extranjero (a).
Los candidatos deben haber vivido en Siria durante al menos 10 años antes de las elecciones y no pueden ocupar el cargo si son condenados por un delito.
El Tribunal Constitucional Supremo de Siria ha rechazado a varios candidatos por no cumplir con los requisitos legales y constitucionales, permitiendo solo a tres de alrededor de 50 aspirantes.
El ministro de Información sirio, Imad Sarah, ha afirmado que los ciudadanos sirios están adheridos a su tierra y patria y no permiten que nadie invada su soberanía, y que la afluencia de ciudadanos a los colegios electorales para emitir su voto en las elecciones presidenciales de las provincias, y también a las embajadas de Siria en todo el mundo, es un testimonio de ello.
La votación parece ir sin problemas en todas las áreas, incluidas las regiones volátiles como Hasaka y otras.
Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia emitieron un comunicado en el que calificaron las próximas elecciones de Siria el miércoles como ni «libres ni justas».
Las naciones occidentales afirman que las elecciones son un fraude orquestado por el actual presidente Bashar Assad, quien es prácticamente seguro que ganará otro mandato.
El comunicado dijo que todos los sirios deberían poder participar en el proceso de votación, incluidos los refugiados sirios que viven en el extranjero. Actualmente, solo los sirios en el extranjero con un pasaporte sirio válido y un sello de salida de un cruce fronterizo oficial pueden votar, una regla que excluye a muchos que huyeron del país.
“Sin estos elementos, esta elección fraudulenta no representa ningún avance hacia un arreglo político”, agrega el comunicado. «Instamos a la comunidad internacional a rechazar inequívocamente este intento del régimen de Assad de recuperar la legitimidad sin poner fin a sus violaciones de derechos humanos y sin participar de manera significativa en el proceso político facilitado por la ONU para poner fin al conflicto».
Mientras tanto, miles de sirios que viven en el Líbano han sido trasladados en autobús a la embajada de su país cerca de Beirut para emitir sus votos en la votación anticipada antes de las elecciones presidenciales en el país devastado por la guerra.
El personal de la embajada y los soldados libaneses lucharon por controlar a las multitudes, muchas de las cuales portaban pancartas en apoyo del actual presidente Bashar al-Assad.
Esta es la segunda elección presidencial de Siria desde el comienzo de la guerra hace una década que ha matado a cientos de miles de personas y obligado a millones a abandonar el país. Se espera que Al-Assad, que obtuvo el 88,7% de los votos en las últimas elecciones presidenciales de Siria en el 2014, gane un cuarto mandato de siete años.