El ministro de Defensa británico, Ben Wallace, señaló a Moscú como «la amenaza número uno», al informar sobre el aumento de la actividad de los buques de guerra rusos frente a las costas del país. La declaración del jefe de Defensa en el período previo a la cumbre del G7 de junio en el Reino Unido fue la última señal de la determinación de Londres de movilizar a sus aliados para enfrentar a Rusia, escribe Kommersant.
La decisión de Londres de ocupar el papel de principal oponente de Moscú durante la presidencia del G7 del Reino Unido está vinculada a la estrategia global de Gran Bretaña, que está siendo implementada por el gabinete de Boris Johnson. Está diseñado para afirmar un nuevo papel mundial para el Reino Unido después del Brexit, escribe el periódico.
«Las Fuerzas Armadas están llamadas a desempeñar un papel cada vez más importante dentro de la actual estrategia global del Reino Unido. Este papel estará relacionado, por un lado, con la participación del país en la contención de Rusia en el Atlántico Norte y el Ártico y, por el otro, con un apoyo más activo a la política del Indo-Pacífico de los EE.UU. El Reino Unido espera recuperar parcialmente su importancia como aliado de los Estados Unidos, que ha caído después de salir de la UE, y también aumentar su nivel de participación en la política asiática, dijo el subdirector del Centro de Estudios Integrales y Europeos de la Escuela Superior de Economía, Vasily Kashin a Kommersant.
Repitiendo la línea de que Moscú se ha convertido en la «amenaza número uno» no solo para el Reino Unido sino también para sus aliados euroatlánticos, Londres espera que la cuestión de la contención colectiva de Rusia sea uno de los temas clave durante la cumbre del G7 en Cornualles del 11 al 13 de junio.