La medida se tomó como respuesta a la apertura por Colombia de los pasos fronterizos con sus países vecinos.
El Gobierno panameño cerró este jueves sus fronteras terrestres, marítimas y fluviales con Colombia, como respuesta a la acción contraria tomada este miércoles por Bogotá, que abrió los pasos, además, con Ecuador, Brasil y Perú.
En un comunicado, la Cancillería de Panamá expresó que la medida tomada por Colombia «pone en riesgo los significativos avances logrados por todos los panameños para controlar la pandemia de la Covid-19, así como la seguridad fronteriza y el control de flujos migratorios”.
La nota agrega que, en consecuencia, «el Gobierno Nacional ha determinado suspender temporalmente el ingreso al territorio nacional, por las vías terrestres, marítimas y fluviales, de toda persona proveniente de la frontera con la República de Colombia, a partir del 20 de mayo de 2021”.
La reacción panameña sucede además en el marco de una crisis migratoria creada en la selva de Darién por la entrada de miles de migrantes irregulares desde el lado colombiano.
Para Panamá, esta crisis crea un serio problema de atención por la masividad de quienes llegan a su territorio, por lo cual reclamó colaboración de las autoridades de la nación vecina.
Previamente, el Gobierno de Colombia emitió una resolución donde justificaba la apertura por “el interés de avanzar en las medidas que ayuden a la reactivación económica de nuestras zonas de frontera y al fortalecimiento del proceso de integración con los países vecinos”.
Colombia tenía cerradas las fronteras con esos cuatro países desde hace 14 meses, para impedir la propagación de la pandemia de Covid-19, pretextaron las autoridades.
El documento añade que Colombia ofreció a los cuatro países fronterizos “mantener el trabajo conjunto que permita adoptar, de manera expedita, las medidas y protocolos necesarios para un pronto retorno al tránsito pleno de personas, bienes y vehículos”.
Solo en los primeros cuatro meses de 2021, unos 11.370 migrantes irregulares han llegado a la frontera colombo-panameña, y hasta este miércoles continúa el flujo a través del peligroso Tapón de Darién, como punto de intercambio en el viaje con destino final en Estados Unidos.
Por su parte, los organismos internacionales informan de que, en los últimos cuatro años, más de 46.500 personas, entre ellos 1.240 niños y adolescentes, recorrieron esa jungla en situaciones bien difíciles.
Tras la situación sanitaria provocada por la pandemia de la Covid-19 y las restricciones de movilidad y cierres de fronteras, el volumen de migrantes decreció, mas se reanimó en enero de este año.
Colombia y Panamá comparten el Darién, que ocupa un área de 574.000 hectáreas y es una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo. Se trata de un terreno montañoso, con fauna salvaje e insectos, ríos caudalosos difíciles de vadear y alta presencia de criminales que roban, violan mujeres y llegan a asesinar a los migrantes.
Centroamérica alista un protocolo para facilitar el tránsito al inminente aumento del flujo migratorio en su viaje a Estados Unidos, dijeron funcionarios de la Organización Internacional para las Migraciones, quienes alertaron que el aumento es estacional y responde a la época seca regional a punto de concluir.
Panamá tiene 372.221 casos y 6.305 muertes de personas contagiadas con el virus SARS-CoV-2. T ras dos olas fuertes de la pandemia, muestra ahora cierto control con una tasa de positividad del 5 por ciento y una reducción del ritmo de fallecimientos.