Desde el estallido social de 2019 hemos visto una crecida del movimiento social no solo en términos de adhesión sino que en términos de maduración de las reivindicaciones. Saltando de las meramente económicas a las políticas y convergiendo todas las luchas sectoriales a una sola lucha común que se vio cristalizada en la demanda por el cambio de la Constitución de Pinochet.

El presidente Sebastian Piñera, junto con toda la derecha chilena han sido sistemáticamente repudiados producto de las graves violaciones de los Derechos Humanos y por no dar la cobertura necesaria para que las familias puedan sobrevivir en los difíciles tiempos de pandemia.

Las y los trabajadores han tenido que recurrir, ¡hasta tres veces!, a sus propios fondos jubilatorios, que vía leyes propuestas por la oposición (conocidas como retiro del 10%) han sido entregadas desde las Administradoras de fondos de pensiones (AFP) a las personas. El gobierno que al principio se negaba en aprobarlas no tuvo más remedio que aceptar, acorralado por la ciudadanía y presionado hasta por su propio sector político.

Llegando tarde en todas las medidas, la derecha en el parlamento se ha negado, además de entregar una renta básica universal de emergencia, a un impuesto a los super ricos (que son los que, en tiempos de crisis, han visto su fortuna aumentar). Esta completa indiferencia, falta de empatía y desconexión con la realidad, ha pasado factura.

Este fin de semana, Chile nuevamente se vio sometido a un nuevo proceso eleccionario donde, aparte de elegir a sus representantes locales (Alcaldes y Concejales) y regionales (Gobernadores), se incorporaba una cuarta urna para elegir a las y los Constituyentes que se encargaran de redactar la nueva Constitución.

Las noticias de la aplastante derrota de la derecha chilena y el triunfo de la izquierda, junto con independientes es una noticia que recorre el mundo. Esta derrota se suma a la anterior elección donde los sectores de extrema derecha perdieron en intentar mantener la Constitución de Pinochet. Y aunque en esta elección la derecha se presentaba unida, no fueron capaces de alcanzar un tercio de los escaños, mínimo necesario para poder trabar o negociar dentro de la convención.

Los resultados en todas las elecciones fueron contundentes con gran apoyo a la izquierda representada en el Partido Comunista y el Frente Amplio (progresista); y la irrupción de la fuerza independiente en la convención constituyente. Mientras que la derecha y la centro-izquierda administradora del modelo neoliberal durante 30 años, han sido ampliamente castigados.

En el plano municipal, se destacan las victorias en comunas importantes como Santiago o Viña del Mar y la consolidación de proyectos populares como Recoleta y Valparaíso. Mientras que la perdida de comunas emblemáticas y de electorado tradicionalmente de derecha son ejemplificadores.

En el plano constitucional, la derecha obtuvo 37 escaños muy lejos de los 52 que necesitaba; como segunda fuerza la lista “Apruebo Dignidad” conformada por el Partido Comunista y el Frente Amplio, obtuvieron 28 escaños. La gran sorpresa acá fue la “Lista del Pueblo” movimiento ciudadano independiente de izquierda que obtuvieron 26 escaños, un escaño más que la “Lista del Apruebo” conformada por partidos de la centro-izquierda tradicionales.

Dentro de todo lo favorable que este resultado nos trajo, lo preocupante y a mejorar es que los niveles de participación tienen que aumentar. No es casualidad que las 3 comunas con mayor participación (Vitacura, Lo Barnechea y Las Condes) sean las comunas donde se concentra el poder económico y las familias de más altos ingresos. Mientras que las comunas que menos participan sean las más pobres y marginales de Santiago.

En conclusión, las dos últimas elecciones han demostrado la intención del pueblo chileno en hacer un viraje y empezar a abandonar el camino del neoliberalismo, la mercantilización de todas las esferas de la vida humana y la privatización de nuestros recursos naturales.

La coincidencias entre sectores independientes y la izquierda, sobretodo en materia de conquista y defensa de derechos básicos, son un punto a favor dentro de la nueva convención constituyente. De todas maneras, y como lo han dicho los movimientos sociales y el Partido Comunista: No hay que abandonar la calle y debemos rodear a la convención transformándonos en veedores activos de todo el proceso.

Por otro lado, la buena posición en la que quedo el Partido Comunista de Chile y el Frente Amplio, pavimentan el camino para unas futuras primarias presidenciales donde el candidato comunista Daniel Jadue llega en una posición muy ventajosa para transformarse en el candidato único del todo el bloque que se reivindica de Izquierda Anti-Neoliberal.

Por primera vez en su historia Santiago de Chile será administrado por el Partido Comunista

Una de las grandes noticias que dejaron los resultados electorales en el plano local, fue la elección de Irací Hassler, que venció al alcalde en ejercicio y representante de la derecha, Felipe Alessandri. Fue conocida como la “batalla de Santiago” donde Irací se impuso con un estrecho margen 38,62% versus el 35,28% del candidato de derecha.

Además han sido electos para el concejo municipal 3 miembros del PC siendo este ahora el partido con más representantes en su concejo, compuesto de 10.