El paro nacional de casi 20 días en Colombia es un verdadero alzamiento, como hacía décadas no se veía ni en extensión ni en duración, afirmó el representante a la Cámara del Congreso Sergio Marín.
En entrevista con Prensa Latina, vía Internet, explicó que el motivo fundamental del paro iniciado el pasado 28 de abril, convocado por sectores sindicales, sociales, étnicos, estudiantiles, juveniles, fue el anuncio del gobierno de Iván Duque y su exministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, de presentar un proyecto de reforma tributaria.
El legislador del partido Comunes detalló que la polémica propuesta básicamente aumentaba el impuesto de valor agregado a todos los productos de la canasta familiar, bienes y servicios más necesarios para la vida de todos los colombianos.
Aumentaba también la base gravable a partir de la cual se empezaba a pagar el impuesto sobre la renta en el país, que actualmente está en torno a los mil dólares mensuales, precisó. ‘Eso era algo que castigaba a las capas medias, a los profesionales, a los trabajadores independientes, una inmensa mayoría de la masa laboral en el país suramericano’.
En su opinión, era una reforma tributaria destinada a castigar el bolsillo de los más pobres y las capas medias, manteniendo e incluso incrementando las exenciones tributarias a los grandes capitales nacionales y transnacionales.
La propuesta no contemplaba medidas decisivas para combatir la evasión fiscal que en Colombia es un problema sumamente grave porque los grandes capitales no solo tienen enormes exenciones, sino que no pagan los impuestos que les corresponden, subrayó.
Tampoco era un proyecto que contemplaba algún tipo de combate a la corrupción, la cual en este país es una verdadera pandemia que consume una parte sustancial del presupuesto nacional, dijo a Prensa Latina.
Se calcula que entre 10 al 15 por ciento de ese presupuesto se lo devoran los corruptos, señaló Marín.
‘Toda esta situación generó un llamamiento a una movilización que aspirábamos, que fuera importante, que tuviera una amplia repercusión, pero la realidad es que el movimiento social y popular desbordó todas las expectativas’, aseveró.
PARO NACIONAL
El paro demostró el sentimiento represado de los últimos dos o tres años por las innumerables reformas tributarias que ya habían castigado el bolsillo de los colombianos, expresó.
Además, por la absoluta ineficiencia y de propuestas por parte del gobierno para atender la crisis generada por la pandemia de la Covid-19, la cual agravó la situación económica que el país ya arrastraba, agregó.
Todos estos elementos se conjugaron para generar un verdadero alzamiento popular como hacía décadas no se veía en Colombia ni en extensión ni en duración, destacó. ‘Llevamos más de 15 días, cuando en el país los paros solían ser restringidos a algunos sectores y territorios, y su duración era solo de algunas jornadas’.
‘En general los gobiernos lograban maniobrar combinando una fuerte represión con promesas que realmente incumplían, y lograban desactivar esos movimientos de inconformidad social’, argumentó.
Pero en esta ocasión, indicó Marín, estamos ante una situación totalmente nueva, distinta y cualitativamente superior. ‘El pueblo ya entendió que solo la lucha en las calles, unificado en torno a unas banderas y manteniendo la presión, logra que el gobierno ceda’.
Agregó que esto se da en un contexto de represión que coloca las cifras prácticamente en el nivel de una verdadera masacre, con cerca de alrededor de 50 colombianos asesinados. ‘Se habla de más de 500 desaparecidos, de mil personas detenidas, judicializadas y conducidas a prisión, por lo que podríamos decir que son verdaderos presos políticos’.
Las autoridades con este accionar agravaron la inconformidad y la respuesta a la lucha de los colombianos, sobre todo de los más jóvenes, en las calles del país, significó.
Opinó que la comunidad internacional, ‘concepto sumamente vago generalmente referido a Estados Unidos y a sus cuatro o cinco amigos, muy ágiles y veloces para atacar a gobiernos progresistas, para sancionar proyectos alternativos en el mundo, frente al caso colombiano han brillado por su ausencia’.
Las declaraciones de Estados Unidos, las de la Unión Europea, las de organismos multilaterales y por supuesto las de la Organización de Estados Americanos no se comprometen con condenar abiertamente el régimen fascista combatido por los colombianos en estos momentos en las calles del país, manifestó.
‘Son cientos de miles de personas comprometidas en lograr que la situación cambie y para bien’, expuso.
ALGUNOS RESULTADOS IMPORTANTES
‘Hasta ahora se lograron algunos resultados sumamente importantes: se desmontó esa propuesta de reforma tributaria, renunciaron dos ministros, el gobierno anunció que está en capacidad de garantizar la gratuidad a la educación superior para los estratos I, II y III’, enumeró.
Es decir, matrícula cero para los sectores más pobres de la población y en tal sentido describió que a los colombianos los tienen estratificados en seis niveles. ‘El nivel I es el más bajo, el de las personas que prácticamente viven en la miseria y el nivel VI es el de los sectores más enriquecidos de la población’.
Esto es algo que el movimiento estudiantil venía solicitando, pidiendo o reclamando desde hacía muchos años y el gobierno insistentemente decía que no se podía, especificó. ‘Un resultado de este paro fue el anuncio de que sí se podía, era una decisión política y bastaba simplemente tener la voluntad de hacerlo’.
LA REPRESIÓN ARRECIA
El escenario se ve bastante complejo. La represión, como ya el mundo lo sabe, arrecia, alertó.
‘Estamos enfrentando prácticamente una política de tierra arrasada por parte de los organismos de seguridad del Estado, de la policía en particular y su Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) que es un verdadero cuerpo de represión, de muerte y persecución’, enfatizó.
Denotó que en Colombia existe una policía política con recursos de guerra para ‘atender’ la problemática social. ‘Constituye un grave contexto en cuanto al anuncio de la vinculación del Ejército a esa represión y por otro lado un aumento de las movilizaciones, de la presión social y popular, la cual crece en la medida en que no se dan soluciones a los reclamos de la gente’.
‘Lamentamos, como lo lamenta América Latina, que la OEA encabezada por Luis Almagro continúe desarrollando una agenda contraria a los intereses de los pueblos del continente, totalmente servil a los intereses de los Estados Unidos y las oligarquías de la región’, manifestó.
Refirió que la OEA y Almagro mantienen un silencio cómplice por lo cual deben responder por eso en medio de esta situación dramática que vive Colombia.
‘No se esperaba nada de ellos y efectivamente nada hacen porque siguen ocupados en temas distintos a este que consideramos uno de los más importantes del contexto latinoamericano hoy’, subrayó.
PAN Y CIRCO
Finalmente está sobre la mesa la posibilidad de que se cancele la realización de la Copa América de Fútbol en Colombia, la cual debería inaugurarse en un mes, dijo. Sin embargo, ‘las barras de los equipos muy fuertes en Colombia prácticamente se unieron en torno a la consigna que lo que requiere el pueblo colombiano no es circo, sino pan’.
‘Lo que reclama la gente en las calles con dignidad son mejores condiciones de vida y no más espectáculos para tratar de tapar la sangre, la masacre, la muerte, la desaparición, la tortura en nuestra patria’, recalcó.
‘Hay reticencia en el llamado al diálogo del gobierno, lo que quiere el pueblo son negociaciones sobre la base de unas agendas que contemplen reivindicaciones’, acentuó. La gente reclama, agregó, que el gobierno diga con claridad cuáles va a cumplir y cuáles no, y eso determinará si se llega a un acuerdo.
De ser así, la situación podría estabilizarse ‘en espera de las elecciones presidenciales de 2022 y se logre elegir un gobierno democrático que atienda las necesidades de las personas, que gobierne para la gente y no para los mismos monopolios, para los terratenientes, para los narcotraficantes y para las mafias’, aseguró el legislador a Prensa Latina