Una cumbre presidencial ruso-estadounidense requeriría una agenda bien definida para que dichas conversaciones puedan tener un resultado significativo, dijeron políticos y expertos entrevistados por Izvestia. Según los especialistas, la cumbre se centrará en Ucrania, el control de armamentos y la actual crisis diplomática bilateral.
El primer vicepresidente del Comité de Relaciones Exteriores del Consejo de la Federación, Vladimir Dzhabarov, dijo al periódico que el lugar donde las partes pudieran reunirse para conversar no era de suma importancia. Lo fundamental es la agenda de la cumbre. Según el senador, es casi imposible llegar a acuerdos específicos sin hacer preparativos minuciosos, mientras que «reunirse por el simple hecho de reunirse» no tiene sentido.
«Nadie debe esperar que tales conversaciones conduzcan a algunas decisiones. Para Biden, esta es una especie de reunión introductoria al comienzo de su mandato presidencial. No se debe esperar ningún avance porque eso solo ocurre si está planeado», dijo el director del Instituto de Estudios de Estados Unidos y Canadá de la Academia de Ciencias de Rusia, Valery Garbuzov. Una agenda bien definida en el futuro puede ayudar a mejorar las relaciones entre Moscú y Washington, al menos en algunas áreas. Es más probable que los presidentes de Rusia y Estados Unidos se centren en la ciberseguridad, el control de armas y el conflicto diplomático. Además, se espera que Ucrania se convierta en uno de los temas importantes de la agenda, enfatizó Garbuzov.
Según el presidente de la Universidad Americana de Moscú, Edward Lozansky, lo único positivo es que Washington sigue hablando de los Acuerdos de Minsk como base para resolver la situación en el Donbass. En este sentido, Biden podría prometer a Putin que aumentará la presión sobre Kiev para que las autoridades ucranianas acaten los acuerdos de Minsk después de todo. Los estadounidenses pueden exigir algunos compromisos de Rusia a cambio, pero esa es otra historia.