La comunidad colombiana de Miami salió a las calles para exigir justicia para sus compatriotas que se hallan luchando contra el abuso a democracia en aquel país.
Cada vez que Iván Duque, presidente de Colombia visita Miami, este se dedica a criticar a otros países. No obstante, alguien le preguntaría al mandatario ¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?
Hoy en día lo que Duque tanto critica le ocurre y en casa propia. Colombia arde en llamas de malestar social: corrupción, abuso fiscal, desigualdad socioeconómica, masacres de líderes sociales, entre otros. Todo ello auspiciado por la Administración de Duque y amparado en el Uribismo fascistoide. Es decir, la antítesis de la democracia.
Es muy difícil hablar de democracia y la consolidación de la misma, especialmente ante la ausencia evidente de los derechos humanos. Y Miami como uno de los epicentros de la diáspora colombiana en Estados Unidos y ha sido durante años un espacio de choque entre fuerzas ideológicas representativas de la realidad en aquel país.
Esta representación de Duque lo dice todo: el títere de un régimen que se nutre del doble rasero de la pseudo-democracia servil al imperialismo que le provee armas para masacrar a sus ciudadanos, en la medida en que defienda intereses transnacionales y geopolíticos en la región.
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