Los acusados de intentar un golpe militar y el intento de asesinato del presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, eran estafadores que querían «interceptar» los flujos financieros.
Según el ministerio, los conspiradores querían «interceptar» los flujos financieros y sobornar a las personas que los ayudarían a implementar sus planes.
“No parecen revolucionarios. (…) Estos son pequeños estafadores”, dijo el jefe subrogante del Ministerio del Interior, Nikolai Karpenkov.
“No, no parecen revolucionarios ni héroes dispuestos a sacrificarse. Estos son pequeños estafadores, matones, todos quieren hacer su propia propuesta, su propio tema, solo para que este tema reciba financiamiento. Es como ladrones que quieren robarse unos a otros”, dijo refiriéndose a los conspiradores.
Según él, los conspiradores discutieron el bloqueo de Minsk y las tropas internas de Bielorrusia.
“Todos estos son temas fraudulentos con un solo propósito: interceptar los flujos financieros, ponerlos bajo algunos temas increíbles y el soborno de personas que los ayudarán”, dijo Karpenkov.
Como señaló el viceministro, los acusados planeaban compartir este dinero, después de lo cual las finanzas “no irían a ninguna parte” y los propios conspiradores, a su vez, no rendirían cuentas a nadie.
“Para los que se han radicalizado, les diré una cosa: (…) los neutralizaremos a todos. Recibirán un castigo severo según la ley. Es posible que si se cruza alguna línea en algún lugar, entonces no habrá prisioneros en esta situación”, concluyó Karpenkov.
El 17 de abril, el abogado Yuri Zenkovich y el politólogo Alexander Feduta fueron detenidos en Moscú. Se reunieron en uno de los restaurantes con generales de las Fuerzas Armadas de Bielorrusia. Según el Servicio Federal de Seguridad-FSB, discutieron el golpe militar en Bielorrusia, así como la liquidación de Lukashenko y otros funcionarios de alto rango del país.