Siria denuncia ante las Naciones Unidas el crimen atroz ejercido por Turquía a la hora de cortar el agua a los civiles en el noreste del país árabe.
Mediante 48 cartas enviadas el martes por separado al secretario general de las Naciones Unidas, jefes de organizaciones parlamentarias internacionales y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), el presidente del Parlamento de Siria, Hamuda Yusuf Sabaq, volvió a ratificar el rechazo de Damasco al uso del agua como arma de guerra por parte de Turquía.
De hecho, Sabaq denunció que las fuerzas de ocupación turcas y sus mercenarios cortan el agua potable de la ciudad de Al-Hasaka (noreste de Siria), según recoge la agencia oficial siria de noticias, SANA.
Alertando de dicho crimen atroz, el máximo parlamentario sirio pidió a la comunidad internacional que ejerza todas formas de presión sobre Turquía, para que este haga llegar el agua potable de inmediato a más de un millón de ciudadanos sirios.
Turquía, en reiteradas ocasiones, ha interrumpido el bombeo de agua potable de la planta de Aluk, ubicada cerca de la frontera sirio-turca, la cual es la principal fuente de abastecimiento de agua de Al-Hasaka y de las zonas residenciales circundantes.
Para Damasco, el corte de agua a civiles supone un crimen de guerra, que se suma a la ocupación y la invasión de Turquía contra Siria.
Efectivamente, sin la autorización del Gobierno de Damasco, Turquía ha desplegado militares y ocupa varios puntos de las zonas norteñas de Siria, so pretexto de combatir a las milicias kurdas, a las que considera terroristas.
Las tropas turcas y los terroristas que las secundan lanzan ataques indiscriminados contra las zonas residenciales y posiciones de las fuerzas sirias que luchan para salvaguardar el país árabe.