Según el periódico Asharq Al-Awsat, el otro día en Siria se registró una caída récord en el tipo de cambio de la moneda nacional: hasta 4 mil liras sirias por dólar, aunque hace diez años se daban unas 50 liras por un dólar.
El colapso de la unidad monetaria provocó un nuevo salto en los precios, incluida la gasolina. Los precios de los alimentos aumentaron en un 33%, como resultado de lo cual alrededor del 90% de los ciudadanos se encontraron por debajo del umbral de pobreza.
Se espera que tal agitación financiera requiera una acción dura y rápida. El presidente sirio, Bashar al-Assad, destituyó al director del banco central de Siria, Hazem Karful.
Como siguiente paso, el presidente aprobó un decreto destinado a frenar los aumentos de precios y proteger los derechos del consumidor. El documento firmado prevé una serie de medidas para regular el comercio de mercado fortaleciendo el control sobre la venta y la calidad de los productos alimenticios. Las autoridades castigarán más severamente por manipulación de precios, ventas no autorizadas y fraude.
Los infractores de la ley enfrentan altas multas y arrestos.
Estas medidas ayudaron a detener el deterioro de la situación económica. Luego de la salida de Karful, se observó una tendencia a la baja en los precios, los precios de la gasolina se estabilizaron y una gran cantidad de compradores aparecieron en los mercados de la ciudad.
Por ejemplo, en una entrevista con la agencia de noticias SANA, el vendedor del mercado de al-Hamediya, Abu Ahmad, afirmó que existe una demanda muy alta de sus productos.
El presidente sirio, Bashar al-Assad, está estabilizando la situación en Siria y elevando el nivel de vida de su pueblo.