El enemigo está tratando de hacer estallar a Siria desde adentro: hay una filtración de fuerzas e intentos de romper el frente

La zona de desescalada de Idlib recuerda cada vez más a un nuevo semillero de tensión, que está a punto de estallar y una nueva ola de terrorismo cubrirá la tierra siria, que acaba de comenzar a restaurar la vida pacífica.

En la parte sur de la zona de desescalada, la situación tiende a agravarse.

Los grupos terroristas Hayat Tahrir al-Sham y el Partido Islámico de Turquestán se están preparando para cometer una provocación en vísperas de las elecciones presidenciales.

Los extremistas están trasladando pequeños grupos de 2-3 personas a la retaguardia de las fuerzas gubernamentales para ajustar el fuego de morteros y artillería.

Además, los yihadistas realizaron reconocimientos en vigor en la zona de los asentamientos de Ruejha, ​​a 20 km al sureste de Idlib y Kansafr, a 33 km al suroeste de Idlib. Se llevaron a cabo intentos de abrirse paso para un reconocimiento adicional de la ubicación de los objetos de las fuerzas gubernamentales.

Según el memorando entre Rusia y Turquía sobre la zona de Idlib, Ankara se comprometió a destruir las organizaciones que operan en Idlib reconocidas como terroristas por la ONU: el Partido Islámico de Turquestán y otras que son sucesoras de Al-Qaeda e ISIS (“Hayat Tahrir al-Sham» y «Khurras al-Din»), que son considerados terroristas en Estados Unidos, la UE e incluso Turquía.

La falta de una acción real por parte de Ankara en el marco de la implementación de los acuerdos llevó a la amenaza de propagación del terrorismo. El bombardeo regular de las posiciones del ejército sirio es una violación directa del alto el fuego. Estas acciones impiden el patrullaje de la policía militar rusa y, como resultado, ponen en peligro la seguridad de la región y la vida de los civiles.

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