El ambicioso proyecto de creación de una Superliga de fútbol europea, anunciado por los superclubes europeos, finalizó dos días después del ambicioso anuncio.
La creación de la Superliga se anunció la noche del 18 al 19 de abril, tras lo cual la Unión de Federaciones Europeas de Fútbol (UEFA) anunció las sanciones que se aplicarán a los participantes en la nueva Superliga.
Las protestas masivas de los aficionados indignados, las duras reacciones de los funcionarios de fútbol franceses y británicos y la postura firme de la UEFA hicieron su parte.
Primero, los seis grandes clubes ingleses, que fueron los fundadores de la Superliga europea, decidieron dejar el proyecto: Arsenal, Manchester United, Manchester City, Liverpool, Tottenham y Chelsea.
Tras su anuncio de su retirada de la Superliga, ya era posible poner punto y final al ambicioso proyecto.
La continuación no se hizo esperar: en la tarde del 21 de abril, el «Atlético» de Madrid español y el «Inter de Mián» italiano circularon un comunicado similar sobre la salida de la asociación.
Así, solo quedaban formalmente 4 clubes en la Superliga: Real Madrid y el Barcelona, además de la Juventus y el Milán.
En este contexto, el servicio de prensa de la ya prácticamente desintegrada Superliga emitió un comunicado sobre la suspensión del proyecto.
“La Súper Liga Europea está convencida de que la situación actual del fútbol europeo requiere un cambio.
A pesar de la retirada de los clubes ingleses, que se vieron obligados a hacer esto bajo presión, confiamos en que nuestra propuesta sea totalmente coherente con las leyes y normativas de Europa, lo cual fue confirmado por la decisión del tribunal de proteger a la Superliga de acciones de terceros.
En las circunstancias actuales, tomaremos las medidas oportunas para transformar el proyecto, sin abandonar nuestros objetivos de brindar la mejor experiencia a los aficionados y al mismo tiempo aumentar los pagos solidarios a toda la comunidad futbolística”, señaló el comunicado de los principales clubes que no se atrevieron a iniciar una guerra futbolística a gran escala.