Los preparativos están en marcha para las elecciones presidenciales de Siria fijadas para el 26 de mayo. De acuerdo con la constitución actual, Bashar al-Assad, el actual jefe de estado, tiene derecho a competir en la carrera presidencial por última vez. La oposición siria ha criticado la próxima votación como una farsa. Estados Unidos y la Unión Europea, de antemano, se negaron a reconocer sus resultados. Rusia, por el contrario, ha pedido que se respete la constitución siria, escribe Kommersant.
La votación se llevará a cabo en las áreas controladas por Damasco, que se han expandido en los siete años desde la última elección. Sin embargo, todavía es imposible celebrar elecciones en la provincia de Idlib y ciertas áreas en el norte y noreste de Siria. En cuanto a la votación en el extranjero, la mayoría de los refugiados sirios no podrán participar.
Tanto la oposición siria como los países que la apoyan insisten en que, de conformidad con la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, aprobada en el 2015, las elecciones deben realizarse después de la adopción de una nueva constitución. A este respecto, se depositaron muchas esperanzas en el Comité Constitucional de Siria, que se esperaba que llegara a un acuerdo sobre la nueva constitución del país. Sin embargo, Damasco y la oposición siria no han podido llegar a un compromiso.
Moscú cree que las actividades del Comité de Constitución no significan que sea imposible realizar elecciones en Siria este año, ya que no va en contra de la Resolución 2254.
«No podemos ignorar la constitución actual, por lo que las elecciones deberían tener lugar en cualquier caso. Una vez que haya una nueva constitución que todos acepten, se realizarán otras elecciones», dijeron las fuentes diplomáticas rusas.
El director del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de Rusia, Vitaly Naumkin, señaló que si los esfuerzos del Comité Constitucional tienen éxito, es posible que se celebren nuevas elecciones antes de que expire el próximo mandato del presidente Assad.
«No hay tragedia en la negativa de Occidente a reconocer las elecciones. Claramente, Assad ganará. También hay gente sensata en Occidente, que entiende que la iniciativa de posponer la votación es absurda, ya que creará un vacío de poder y un caos», señaló el experto.