Rusia podría utilizar las bases de Venezuela para instalar misiles cerca de EE.UU. en respuesta a su salida del Tratado INF y su nuevo aventurismo militar.
Esta hipótesis ha sido planteada por la revista estadounidense The National Interest en un artículo publicado el martes, en el que afirma que, con un Estados Unidos desarrollando una nueva generación de misiles de crucero, una respuesta de Moscú es inevitable.
Al respecto, ha citado las declaraciones que brindó en 2019 el general de división Vladimir Bogatyrev, presidente de la Asociación Nacional de Oficiales de Reserva de Rusia, al periódico local Nezavisimaya Gazeta, en las que sugirió que buques de guerra rusos equipados con misiles de crucero Kalibr podrían operar desde Venezuela.
“Rusia tiene bases legales, en respuesta a la aparición de nuevas armas de EE.UU. después de abandonar el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio [INF, por sus siglas en inglés], para desplegar sus submarinos y barcos con misiles de mediano y corto alcance en una relativa proximidad a las fronteras de EE.UU.”, adujo el general ruso.
El informe recuerda cómo Moscú colocó misiles balísticos en Cuba tanto para disuadir la invasión de Estados Unidos a la isla como para compensar los misiles y bombarderos estadounidenses que rodeaban la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y argumenta que esto podría ocurrir con Venezuela con el mismo propósito.
Esto naturalmente plantea la pregunta de cómo respondería Estados Unidos a los barcos rusos que operan desde Venezuela. O más bien, qué administración estadounidense podría atreverse a abstenerse de actuar enérgicamente contra tal amenaza, cuestiona el texto.
En septiembre de 2018, Rusia y Venezuela realizaron unos ejercicios militares combinados aeroespaciales para impulsar su cooperación bilateral en el ámbito militar. Es más, Moscú ha ratificado su apoyo al Gobierno de Caracas apostando por estrechar aún más los lazos entre ambos países y desafiar, de esta manera, a EE.UU.
Mientras EE.UU. manifiesta su inquietud por la presencia creciente y “alarmante” de Rusia en América Latina, Moscú denuncia que Washington trata a los países latinoamericanos como si fueran su patio trasero.