Minsk y Washington continúan comunicándose, con un diálogo contundente a veces

El ministro de Relaciones Exteriores de Bielorrusia, Vladimir Makei, recibió una llamada del Departamento de Estado de Estados Unidos, exigiendo que Minsk libere a los presos políticos y entable un diálogo con sus oponentes. Las autoridades bielorrusas criticaron la medida como un intento de influir en las actividades del sistema judicial y de aplicación de la ley del país, señala Nezavisimaya Gazeta.

Dadas las recientes declaraciones de la figura de la oposición bielorrusa, Svetlana Tikhanovskaya, sobre la obtención del apoyo internacional de sus aliados para obligar al presidente bielorruso Alexander Lukashenko a entablar conversaciones, algunos analistas concluyeron que la llamada telefónica indicaba la determinación de Washington de tomar una posición más activa hacia las autoridades en Minsk. Sin embargo, el politólogo Valery Karbalevish cree que las cosas no son tan simples.

Washington sigue apoyando los cambios democráticos en Bielorrusia, pero es demasiado pronto para decir que la administración Biden ha establecido una estrategia hacia Minsk, señaló el experto.

“Así, el entonces ex secretario de Estado de los EE.UU., Mike Pompeo, llamó a Lukashenko el otoño pasado. Su principal objetivo era asegurar la liberación de Vitaly Shklyarov, el esposo de una empleada del Departamento de Estado. Esta vez, se trata de Igor Losik, un bloguero y un empleado de “Radio Liberty”, patrocinado por EE.UU.”, explicó Karbalevich. La llamada telefónica de Pompeo produjo resultados y Shklyarov fue liberado, agregó.

Además, sorprendentemente, una moratoria sobre las sanciones económicas de Estados Unidos contra Belneftekhim de Bielorrusia expira en abril. Los expertos esperan que se levante la moratoria y que entren en vigor las sanciones. Karbalevich enfatizó que no requeriría decisiones especiales.

Mientras tanto, Lukashenko dijo el martes que «la independencia es algo caro, pero probablemente ninguno de ustedes estará dispuesto a venderse y fusionarse con otro país». «Quizás, esta es la respuesta de Lukashenko tanto a Rusia como a Occidente», señaló el comentarista.

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