El corresponsal de la compañía de radio y televisión de Rusia, Andrey Rudenko hizo un comentario acerca de lo que según él cree, necesita la gente en el Donbass, a propósito de los planes de Ucrania de llevar a cabo una ofensiva y la postura de Rusia al respecto.
La gente del Donbass necesita un futuro. Digamos que después de las palabras de Moscú de que nadie abandonaría a las República (Populares del Donbass de Donetsk y de Lugansk), Kiev se asustó y pospuso sus planes de ofensiva. ¿Que sigue?
«¿Qué puede esperar la gente en las Repúblicas? Durante siete años han estado viviendo en un régimen de ni paz ni guerra. La gente está en constante estrés, no se comprende el mañana, hace mucho que dejaron de hacer planes aquí. Una prisión de este tipo para cuatro millones de personas, en la que la gente ha estado viviendo según lo previsto durante el séptimo año: bombardeos por la mañana, bombardeos por la tarde, toque de queda por la noche.
La Federación de Rusia ayuda y es indudable que sin ella habría habido una catástrofe humanitaria aquí hace mucho tiempo.
Pero, ¿qué sigue?
Hace poco vi una entrevista con Natalia Poklonskaya, en la que dice que “los habitantes de las Repúblicas están cansados y no les importa en qué país viven, si solo se acabó todo”.
Todos los días me comunico con personas que viven en las Repúblicas y nunca escuché esto.
La gente ya ha estado sufriendo por séptimo año, pero debe haber un entendimiento por el bien de qué y cuánto más soportar. La gente necesita un futuro.
Pero aquí escuché una opinión diferente de la gente común: «Las Fuerzas Armadas de Ucrania habrían pasado a la ofensiva más rápido, para que una vez que les dieran una patada en los dientes y todo hubiera terminado».
Después de todo, todos aquí creen que Rusia no se rendirá y ayudará. Y después de eso llegará la tan esperada paz y Donbass regresará al gran país a (Rusia).
Aparentemente, quienes toman decisiones se guían por la declaración de Cicerón: «una mala paz es mejor que una buena guerra», pero aquí disparan todos los días, ¡y esto no se puede llamar paz!».