El presidente de Bolivia, Luis Arce, afirmó que la detención de la exmandataria de facto, Jeanine Áñez, no es por venganza sino para hacer justicia.
“No nos mueve el odio, no nos mueve la venganza, lo que nos mueve es un afán inquebrantable de justicia en el país”, manifestó el viernes Arce en la apertura de un congreso de la Confederación de Mujeres Campesinas e Indígenas Bartolina Sisa en La Paz (capital administrativa de Bolivia).
El mandatario aprovechó la oportunidad para advertir de que los partidos que perdieron las elecciones tienen la intención de arrebatar el poder al pueblo; si bien, dejó claro que eso no ocurrirá puesto que los bolivianos que están con su Gobierno son “la mayoría”.
Asimismo, agradeció a las indígenas y campesinas su ayuda para “recuperar la democracia”, y les pidió que mantengan la unidad que permitió al Movimiento al Socialismo (MAS) volver a la Presidencia en las recientes elecciones generales.
Arce volvió a subrayar que los hechos que llevaron a la renuncia del mandatario Evo Morales en noviembre de 2019 deben ser catalogados como un golpe de Estado y, en alusión a Áñez, señaló que una “golpista” asumió la jefatura de Estado en medio de una crisis política y social que dejó al menos 36 fallecidos.
La Policía de Bolivia detuvo el 13 de marzo a Áñez y a cuatro de sus colaboradores por sus vínculos con el golpe de Estado contra el expresidente Morales en noviembre de 2019 y, de momento, se encuentra recluida en el Centro de Orientación Femenina de Obrajes.
La expresidenta de facto y sus exministros están bajo un aluvión de críticas por orquestar el golpe de Estado de 2019 y de ordenar medidas que provocaron la muerte de decenas de civiles. Durante el mandato de Áñez, la Policía reprimió con armas y agentes químicos las protestas contra el gobierno de facto.