El 15 de marzo marcará una década completa desde el comienzo de la guerra en Siria. Según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), de 18 millones de personas en el país, 13,4 millones necesitan ayuda humanitaria, y el 36% ha perdido sus hogares. El jefe de la delegación del CICR en Siria, Philip Spoerri, dijo a Izvestia que el 2020 fue uno de los años más difíciles para el país debido a las sanciones occidentales, el colapso de la moneda nacional y la crisis en el vecino Líbano. Mientras tanto, los propios sirios tienen grandes esperanzas para el 2021, ya que las elecciones presidenciales del país se celebrarán en mayo-junio.
La crisis siria está lejos de terminar, aunque las hostilidades a gran escala en la mayor parte de la nación devastada por la guerra ya han cesado, dijo Spoerri a Izvestia. Al mismo tiempo, las condiciones de vida de los sirios se han deteriorado significativamente durante el 2020. Los problemas económicos crónicos se agravaron con el colapso del sistema financiero en el Líbano, que afectó a la libra siria, y se introdujeron medidas restrictivas en medio del COVID-19, dijo. Spoerri aclaró que las sanciones de Occidente también han dificultado la situación en el país.
Sin embargo, el proceso de reconstrucción de Siria bajo el gobierno de Assad continúa. Según el Ministerio de Defensa ruso, alrededor de 2 millones de refugiados han regresado al país desde el comienzo del conflicto. Según estimaciones del presidente Bashar al-Assad, la reconstrucción de Siria ahora requiere más de 400.000 millones de dólares y el período de recuperación durará entre 10 y 15 años.
Con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, los miembros del parlamento sirio dijeron a Izvestia que la votación sería transparente y que se invitaría a observadores internacionales. Damasco también espera restaurar su membresía en la Liga Árabe para fin de año, dado que la organización reconoce la soberanía siria sobre todo el territorio del país.