Alexey Navalny pasará dos años y ocho meses en una colonia penal de seguridad general por fraude contra la empresa Yves Rocher. Se le impuso una sentencia suspendida en el caso en el 2014, pero el 2 de febrero del presente, el Tribunal de Distrito Simonovsky de Moscú condenó al testaferro de la oposición a una pena real de prisión por numerosas violaciones de la libertad condicional, escribe Izvestia.
El tribunal tenía todas las razones para respaldar la solicitud del Servicio Penitenciario Federal de reemplazar la sentencia suspendida de Navalny por una pena de cárcel real, dijo el abogado Yevgeny Chernousov. «Un funcionario del Servicio Penitenciario Federal solicitó al tribunal que lo enviara a prisión por 3,5 años, lo que no excede el plazo de su sentencia suspendida inicial», señaló. Según el abogado, el tribunal no pudo emitir un fallo más severo porque habría sido anulado por un tribunal superior tras la apelación del acusado.
La decisión del tribunal probablemente impulsará y radicalizará el movimiento de protesta, señaló el director general de la Agencia de Comunicaciones Políticas y Económicas, Dimitri Orlov. Sin embargo, en su opinión, no hay razón para suponer que la tendencia persistirá durante mucho tiempo.
Mientras tanto, Andrey Kolesnikov, investigador principal y presidente del Programa de Instituciones Políticas y Política Interna de Rusia en el Centro Carnegie de Moscú, señaló que una pena de prisión le daría a Navalny una mayor «autoridad moral». Según el experto, la oposición se hará más reconocible y «alentará a más personas a participar en la actividad política».
El jefe del Consejo de Expertos del Instituto de Expertos de Estudios Sociales Gleb Kuznetsov cree que la sentencia no afectará ni al futuro político de Navalny, ni a las perspectivas de la oposición, ni a la situación en Rusia en general.
«Durante el año pasado, vimos cosas absolutamente terribles: la pandemia, el colapso del modo de vida de millones de personas en todo el mundo, el asalto al Capitolio de Estados Unidos en Washington, cañones de agua en las calles de las ciudades europeas. Es ingenuo y ridículo esperar que una pena de prisión impuesta a alguien en Rusia cambie algo», dijo el experto a Kommersant.