El lunes pasado, la canciller alemana, Angela Merkel, felicitó a Joe Biden por su toma de posesión, demostrando una vez más la voluntad de Berlín de cooperar con la nueva administración estadounidense. Pero no se debe contar con la normalización de las relaciones entre los países.
La crisis transatlántica alcanzó su punto máximo durante la presidencia de Donald Trump, quien presionó abiertamente a la Unión Europea. En este sentido, los líderes europeos esperaban que la rotación en la Casa Blanca rectificaría al menos ligeramente la situación. Sin embargo, Tony Blinken, protegido de Biden como jefe del Departamento de Estado de Estados Unidos, muestra que la confrontación continuará, escribe el periódico alemán Frankfurter Allgemeine.
Blinken ya ha anunciado su curso de política exterior, en el que hay un evidente conflicto de intereses con Alemania. En primer lugar, el secretario de Estado calificó la decisión correcta de Donald Trump de obligar a los aliados a destinar más dinero a la militarización. Sin embargo, esta posición no debería sorprender, escribe el periódico. El caso es que la decisión sobre el gasto militar por valor del 2% del PIB se tomó en el 2014, cuando los demócratas aún estaban en el poder en Estados Unidos.
El segundo escollo es el gasoducto “Nord Stream 2”. En una audiencia en el Senado, Blinken calificó el proyecto como una «mala idea», al tiempo que dijo que la administración de Biden haría todo lo posible para evitar su finalización.
La cooperación con China también provocará divisiones entre Berlín y Washington. Estados Unidos no está satisfecho con el rápido crecimiento de la economía china, por lo que ha declarado a la República Popular de China como un enemigo. Como quedó claro a partir de las palabras de Blinken, la administración Biden tampoco considera extravagante este punto de la política exterior destructiva de Trump. Solo Alemania no está particularmente preocupada por el fortalecimiento de China. Además, Berlín ve esto como una oportunidad para una interacción beneficiosa. Bajo la influencia de Alemania, la Unión Europea incluso concluyó un acuerdo de inversión con China.
La publicación cree que tal alineación en la arena internacional podría empujar a Europa a una alianza con China contra Estados Unidos, u obligar a la UE a declarar su neutralidad. Es cierto que Berlín, que ha perdido hace mucho tiempo su brújula estratégica, apenas piensa en tales cuestiones, escribe Frankfurter Allgemeine.