Los alborotadores arrojaron piedras, bloquearon carreteras y se pelearon con la policía en un barrio ultraortodoxo en Jerusalén, mientras la ira por las medidas Covid-19 de Israel continúa extendiéndose a las calles.
Los manifestantes en Mea Shearim, Jerusalén, arrojaron piedras contra vehículos en movimiento y crearon barricadas en las calles utilizando contenedores de basura durante los disturbios del martes, según los medios locales. Se dice que la policía desplegó un cañón de agua para dispersar a la multitud y realizó varias detenciones.
Imágenes de la agencia de videos de Ruptly, muestran varios incendios en las calles mientras los manifestantes se pelean con la policía. Se ve a policías con equipo antidisturbios arrastrando a varios manifestantes que bloqueaban la carretera
Se informó de disturbios similares en otras partes de Israel. En Beit Shemesh, una ciudad fuera de Jerusalén, cientos de manifestantes arrojaron piedras y huevos a la policía, lo que resultó en tres arrestos.
En Modi’in Illit, un asentamiento israelí en Cisjordania, judíos ultraortodoxos intentaron bloquear los vehículos policiales, lo que provocó enfrentamientos con el personal encargado de hacer cumplir la ley en el lugar.
Las protestas se producen pocos días después de que los creyentes ortodoxos en Mea Shearim se enfrentaran con la policía después de que la comunidad abriera sus escuelas religiosas yeshivá en violación de las medidas de cierre nacional.
Israel se encuentra actualmente bajo su tercer bloqueo a nivel nacional. Las restricciones expirarán el domingo, pero el gobierno aún no ha anunciado un plan para levantarlas gradualmente. Los funcionarios de salud han advertido que las medidas de flexibilización pueden ser un proceso lento debido a las nuevas variantes del virus que se propagan ampliamente por todo Israel.
La comunidad ortodoxa de Israel ha estado resistiendo activamente las restricciones Covid-19 del país durante meses. Sus protestas contra las medidas, que han impuesto limitaciones a los viajes y han cerrado escuelas y negocios «no esenciales», se han convertido en algo habitual.