Las amenazas de que los manifestantes armados volverán a atacar el recinto del Congreso están obligando a la policía del Capitolio y a otros funcionarios encargados de hacer cumplir la ley a insistir en mantener la presencia de miles de soldados de la Guardia Nacional en Washington mientras el Senado sigue adelante con el juicio político del ex presidente Donald Trump.
Aunque la toma de posesión del presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, el 20 de enero transcurrió sin ningún problema y no se produjeron protestas armadas, las amenazas a los legisladores antes del juicio de Trump mostraron el peligro continuo.
Según agencias de inteligencia, en Internet aparecía información sobre posibles ataques a miembros del Congreso en el camino hacia y desde el trabajo.
Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley están comenzando a prepararse para el posible regreso de los manifestantes antes del 8 de febrero, cuando comienza el proceso de juicio político.