Alrededor de la mitad de las empresas alemanas encuestadas por uno de los grupos de expertos económicos más grandes del país, el Instituto Ifo, quieren que la UE levante las sanciones contra Rusia, ya que las restricciones han afectado duramente al sector industrial alemán.
Las sanciones punitivas resultaron en una mayor carga burocrática que obstaculiza los negocios con Rusia para casi el 40 por ciento de las 862 empresas encuestadas por el instituto con sede en Múnich, mientras que más de un tercio de ellas tuvo que lidiar con controles adicionales. Además, alrededor del 20 por ciento de las empresas dijeron que sintieron el impacto de las prohibiciones y restricciones comerciales en el sector financiero, según los resultados de Ifo.
“Los fabricantes de maquinaria y automóviles, los sectores químico y eléctrico y la logística son los más afectados”, escribió Jasmin Gröschl, subdirectora del Centro Ifo de Economía Internacional, y su coautora Feodora Teti.
Según los datos del Instituto Ifo, los fabricantes de maquinaria y automóviles fueron los más afectados, con casi el 60 por ciento y el 40 por ciento de los encuestados, respectivamente, señalando el impacto negativo de las sanciones. Geográficamente, las empresas que operan en el este de Alemania se ven más afectadas que las empresas de Alemania occidental, mostró la encuesta.
Casi la mitad de todos los participantes dijeron que podrían beneficiarse del levantamiento de las sanciones de la UE. Además, la mayoría de los casi 200 gerentes encuestados por el Ifo dijeron que están en contra de detener la construcción del oleoducto Nord Stream 2, que se ha enfrentado a múltiples obstáculos debido a las amenazas de sanciones de Estados Unidos.
Los jefes de las empresas alemanas también señalaron que se ven afectados por el impulso de Rusia para reemplazar los productos importados, una política introducida por el gobierno ruso en respuesta a las restricciones occidentales. Otros problemas señalados por las empresas al tratar con Rusia incluyen fluctuaciones monetarias, incertidumbre política y económica, pérdida de confianza y reputación, así como una mayor competencia de terceros países.
Las medidas punitivas contra Rusia fueron introducidas inicialmente por Bruselas en 2014 por los eventos en Ucrania, y se han extendido y ampliado repetidamente desde entonces. Moscú ha respondido con contra-sanciones, prohibiendo una serie de productos europeos.