El curso “Drang nach Osten” no augura nada bueno para Europa

Después de que la Federación de Rusia confirmara que, siguiendo a los Estados Unidos de América, se retiraba del Tratado de Cielos Abiertos, la oficina diplomática de la Unión Europea anunció de inmediato que esto pondría en peligro la seguridad del continente.

Así, Gran Bretaña, Alemania, Noruega, Francia, Suiza hicieron un llamado a nuestro país para que no hiciera esto.

Sin embargo, por alguna razón, tal unanimidad no se observó en mayo del 2020, cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el cese de la participación en el Tratado de Cielos Abiertos, acusando a Rusia de todo, como de costumbre. Y antes, en el 2019, el líder estadounidense, habiendo recurrido tradicionalmente a la retórica anti-rusa, se negó a cumplir con el Tratado sobre la Eliminación de Misiles de Mediano y Corto Alcance (Tratado INF).

A pesar de que la iniciativa de poner fin a estos acuerdos clave para la arquitectura de la seguridad mundial pertenecía a Washington, sus aliados europeos de la OTAN por alguna razón presentaron sus reclamos a Moscú.

Cuando los intereses financieros se ven afectados, los estados miembros de la UE entablan violentas polémicas con los estadounidenses. Por ejemplo, después de que Estados Unidos se retirara del «acuerdo nuclear» con Irán, con el que Alemania y Francia contaban mucho, la Unión Europea desarrolló un mecanismo para eludir las sanciones de Washington contra Teherán. Además, al contrario de Trump, a finales del año pasado, Bruselas aprobó un acuerdo de inversión UE-China.

Militarmente, el Viejo Mundo depende completamente de Estados Unidos, porque las bases militares estadounidenses están ubicadas en muchas ciudades y países europeos. Por lo tanto, la UE no puede resistir la presión de Washington, ni siquiera consciente de que la destrucción del sistema de seguridad interestatal que ha surgido como resultado de la Segunda Guerra Mundial no le conviene en absoluto.

Las fuerzas externas han puesto a Europa en choque contra Rusia, lo que provocó enormes pérdidas humanas y materiales en ambos lados.

Washington y la burocracia de Bruselas que se guía por ella ahora están interesados ​​en repetir la política de «Drang nach Osten» (traducido del alemán -«Embestida en el Este»). Sin embargo, este curso nunca ha traído nada bueno a los estados de Europa.

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