Pakistán acusa a India de respaldar a Estado Islámico tras la ejecución de once miembros de la minoría hazara

El primer ministro de Pakistán, Imran Jan, ha acusado al Gobierno de India de respaldar a Estado Islámico tras la ejecución de once mineros de la minoría hazara por parte del grupo yihadista, que ha provocado protestas contra las autoridades por la falta de protección que sufren los miembros de esta comunidad.

 

 

Jan ha manifestado que el sectarismo en la provincia de Balochistán (oeste) tiene su inicio en la lucha de los muyahidín contra la invasión soviética de Afganistán en los años ochenta, tras la que estos grupos se quedaron en la región y «causaron pérdidas inmensas a Pakistán», especialmente a través de ataques contra los chiíes.

«Ahora esto (el ataque) ha sido reclamado por Estado Islámico. La opinión de todos nosotros y las agencias de seguridad es que India está respaldando a Estado Islámico», ha señalado, antes de resaltar que el «objetivo declarado» de su homólogo indio, Narendra Modi, es causar problemas al país.

Así, ha resaltado que su Gobierno recibió un informe en marzo de 2020 en el que los servicios de Inteligencia apuntaron que Nueva Delhi quería provocar un aumento del «sectarismo» a través del asesinato de chiíes y suníes, tal y como ha recogido el diario paquistaní ‘Dawn’.

El propio primer ministro prometió el 6 de enero aumentar la protección de los hazara y apuntó a India sin mencionar directamente al país. «Estamos dando pasos para evitar estos ataques en el futuro y sabemos que nuestro vecino está instigando este terrorismo sectario», dijo.

Las últimas declaraciones de Jan han llegado después de que el sábado fueran enterrados los once hazaras ejecutados en Balochistán, tras días de protestas en los que las familias se negaban a darles sepultura si las autoridades no detenían a los responsables o presentaban su dimisión.

El ataque ocurrió el 3 de enero, cuando hombres armados irrumpieron en una galería del yacimiento de carbón Mach de Balochistán, secuestraron a los mineros, todos hazara, y les acabaron degollando. Estado Islámico asumió la responsabilidad de la masacre.

Durante todo este tiempo, las familias de los fallecidos se han negado a enterrar a sus seres queridos como una forma de protestar por la persecución que enfrentan los chiíes en Pakistán, país de mayoría suní. Según la cultura islámica y local, los muertos deben ser enterrados en 24 horas, pero cientos de hombres, mujeres y niños realizaron una sentada desafiando las duras condiciones climáticas.

Así, los familiares aseguraron que no enterrarían los cuerpos hasta que el primer ministro del país, Imran Jan, les garantizara su protección. En respuesta, el mandatario acusó a la comunidad hazara de hacerle «chantaje» y avisó que solo visitaría Quetta tras el funeral, en un comentario que desató fuertes críticas.

Un equipo de ministros del Gobierno convenció finalmente a la comunidad el viernes por la noche para que llevaran a cabo los entierros. Horas después, el primer ministro aterrizó en Quetta para reunirse con los líderes comunitarios y las familias de los mineros.

Los hazara son un grupo étnico mayoritariamente chií y de lengua persa que reside en zonas de Afganistán y Pakistán, donde ha sido objetivo de numerosos ataques por parte de grupos terroristas suníes como Estado Islámico y Lashkar e Jhangvi (LeJ).

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