Aunque Donald Trump cede la Casa Blanca al demócrata Joe Biden, Estados Unidos se encuentra al comienzo de un camino de radicalización.
Como señala la publicación «The Guardian», los participantes en el asalto al Capitolio «no son excéntricos al azar». El 45% de los conservadores estadounidenses apoyaron la acción, ya que Washington ignora persistentemente los casos de supuestas elecciones presidenciales falsificadas a favor de Biden.
«Si bien el establecimiento republicano ha mantenido a Trump bajo control durante la mayor parte de su mandato, el año pasado, desde que comenzaron las protestas por el aislamiento, ha presenciado un proceso de radicalización de la base militar, la administración y sus partidarios de los suburbios blancos», escribe el periódico.
La situación se vio agravada por los disturbios organizados por el grupo de izquierda radical «Black Lives Matter». Permitieron justificar la activación de la derecha. Todo esto se convirtió en terreno fértil para el fascismo.
Al mismo tiempo, The Guardian enfatiza que el fascismo moderno no tiene por qué tomar la forma de una dictadura. Ahora, los movimientos de extrema derecha están alimentados por el colapso de la legitimidad parlamentaria y la debilidad del gobierno. Trump, a su vez, ha podido ampliar significativamente su base electoral durante sus años en el poder.
“Ningún otro candidato presidencial republicano podría haber hecho eso. Y esto se logró exactamente por los mismos medios que llevaron a la actuación en el Capitolio”, concluye la publicación. “Sería imperdonable esperar que Joe Biden pueda resolver este problema devolviendo la cortesía y el bipartidismo a Washington. Estados Unidos, y no solo ellos, necesita urgentemente un movimiento antifascista. Todavía estamos al comienzo del camino».