Los dos titulares del Departamento de Defensa de Estados Unidos durante la legislatura de Donald Trump han evidenciado un profundo distanciamiento sobre su antiguo jefe tras el asalto del miércoles al Capitolio protagonizado por seguidores del todavía presidente del país.
James Mattis, el primer secretario de Defensa nombrado por Trump, y su sucesor, Mark Esper, que ha ocupado el cargo hasta la victoria de Joe Biden en las elecciones de principios del pasado noviembre, han condenado el ataque a la sede del Congreso de EEUU mediante sendos comunicados.
Mattis, que ocupó el cargo entre enero de 2017 y diciembre de 2018, ha apuntado directamente al presidente al recoger en su nota que el “violento asalto” al Capitolio, en “un esfuerzo por subyugar la democracia estadounidense mediante el gobierno de la mafia, fue fomentado por el señor Trump”, del que afirma que “se quedará merecidamente como un hombre sin país”. James Mattis fue general del Cuerpo de Marines.
Por su parte, Esper, que ocupó la secretaría de Defensa desde la destitución de Mattis hasta la victoria de Biden, el pasado noviembre (Trump nombró entonces como titular interino del departamento a Christopher Miller), ha calificado de “espantoso y antiestadounidense” el ataque a la sede del poder legislativo alentado por Trump (horas antes urgió en un mitin a sus seguidores a marchar sobre el Capitolio). Esper ha denunciado que “los perpetradores que cometieron este acto ilegal se inspiraron en la desinformación partidista y afirmaciones evidentemente falsas sobre las elecciones”.
Donald Trump se dirigió a una multitud de seguidores antes del asalto reiterando las acusaciones de fraude electoral que ya anunció antes de perder el pasado noviembre que realizaría si no ganaba y que los tribunales han rechazado como infundadas.
Defense News recuerda que esta misma semana, antes de los sucesos del miércoles, los diez exsecretarios de Defensa de Estados Unidos que siguen vivos, incluidos los dos nombrados por Trump, han firmado un artículo en el diario The Washington Post exhortando a los actuales funcionarios de Defensa que no intervengan en cualquier acción política “que socave los resultados de las elecciones” u obstaculice el éxito del nuevo equipo.
En su comunicado posterior al asalto, Mattis también ha apelado a Trump al explicar que “su uso de la presidencia para destruir la confianza en nuestra elección y envenenar nuestro respeto por los conciudadanos ha sido habilitado por pseudo-líderes políticos cuyos nombres vivirán en la infamia como perfiles en la cobardía”.
Relaciones con el sector militar
Desde que accedió al poder Trump no ha tenido una buena relación con el sector militar, incluidos los uniformados y la industria. El pasado verano acusó al Pentágono de actuar para favorecer a los fabricantes de material militar. Previamente aparecieron informaciones en distintos medios, incluido Fox News, Washington Post y CNN, en las que se acusó al presidente de haber calificado, en 2018, de “perdedores” y “fracasados” a los 2.000 soldados estadounidenses enterrados en un cementerio francés de la Primera Guerra Mundial que rechazó visitar durante un viaje a ese país. Trump negó que la anulación de esa visita prevista tuviese que ver con una crítica a los enterrados allí.
Sobre la industria el presidente de EEUU también se ha referido a distintos elementos del sector en duros términos desde incluso antes de ocupar el cargo. Tras ser elegido señaló, por ejemplo, a la mayor compañía de esta actividad del país, y del mundo, Lockheed Martin, para criticar que su programa estrella, el del F-35, “y sus costes están fuera de control”. La empresa reaccionó tratando de limitar las palabras del entonces presidente electo para aminorar la sacudida, que le causó una caída en el valor de sus acciones de 4.000 millones de dólares.