China está imparable


China despidió 2020 con el mérito de revertir a su favor un año de desafíos y presiones múltiples, coronado por predicciones sobre su llegada antes de lo previsto a la cima de la economía mundial.

El bajo crecimiento del Producto Interno Bruto en 2019 y de enero a marzo pasados, la guerra comercial con Estados Unidos y la pandemia de Covid-19 alentaron a este país a reinventarse para lograr la meta de establecer una sociedad modestamente próspera.

En todo momento el Gobierno dijo que seguiría invariable su perspectiva de desarrollo y, tras un febrero de contingencia sanitaria, reactivó gradualmente la vida socioeconómica con mecanismos diferenciados en cada región.

Ello implicó tomar medidas como el control sobre riesgos financieros, menos tarifas, más ayudas bancarias, la simplificación de servicios administrativos y el reforzamiento de políticas a nivel macro y microeconómicos, que además permitieran dar respuesta a las necesidades básicas.

En consecuencia, el gigante asiático cerró noviembre con cifras récord de expansión en indicadores claves, entre estos, producción industrial, consumo, comercio exterior e inversión extranjera.

También materializó el sueño de erradicar la miseria absoluta en todos sus condados rurales y trabaja en planes para la revitalización de esos sitios.

Todos estos resultados motivan previsiones de organismos internacionales sobre el buen desempeño de la economía china en 2020, y la proyección de que superará en 2028 a Estados Unidos como líder mundial, gracias a la capacidad de recuperación frente a la pandemia.

Sin embargo, los observadores aquí ven detrás de ese último pronóstico la finalidad de activar una alarma en Occidente y Estados Unidos sobre la necesidad de actuar de forma más incisiva para contrarrestar el auge de Beijing.

En tal sentido insisten en concentrar fuerzas en la autosuficiencia que prioriza al mercado interno, la innovación de productos y servicios de alta tecnología, y la capacidad del consumo nacional.

Según los entendidos, esa táctica le serviría a esta nación para convertirse en centro de referencia mundial en lo económico y tecnológico, con ventajas sobre competidores internacionales, lo cual no significaría abandonar los negocios con foráneos.

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