Este sábado más de 10 millones de personas en Estados Unidos agotaron su «última línea de vida económica», mientras el presidente Donald Trump mantiene en vilo el nuevo paquete de alivio económico que se niega a firmar y critica en una retahíla de tuits desde su club privado en Florida las ayudas incluidas en él tras un acuerdo que tomó meses consensuar en el Congreso.
Han vencido los únidos dos beneficios por desempleo que quedaban en pie y que ayudaron a millones de hogares a mantenerse a flote durante el imprevisto embate financiero de este año: el Pandemic Unemployment Assistance (PUA), que dio el subsidio por desempleo a trabajadores independientes, y el Pandemic Emergency Unemployment Compensation (PEUC), que fue un colchón para quienes habían agotado ya los beneficios de su estado.
El plan que Trump tiene ante sí contempla ampliar esas ayudas hasta marzo y volver a entregar un beneficio federal de $300 semanales que se sumarán al dinero por desempleo que dan los estados. También incluye un segundo cheque de $600 para millones de personas angustiadas porque están en riesgo de perder sus techos.
Pero todo ello quedó en un limbo cuando el mandatario sorpresivamente rechazó en un video la ley de presupuesto y el paquete de ayudas económicas que los legisladores aprobaron de forma abrumadora. Afirmó que el plan, que fue negociado por su propio secretario del Tesoro, es una «desgracia» con un cheque «ridículamente bajo» que debe ser elevado a $2,000.
Han pasado los días y sigue fustigando el acuerdo, mientras centra su atención en las infundadas denuncias de «fraude electoral» habiendo pasado casi dos meses de las elecciones en las que fue derrotado por el demócrata Joe Biden.
«Simplemente quiero obtener $2,000 para nuestra gran gente, en lugar de los miserables $600 que están ahora en el proyecto de ley», tuiteó en la mañana de este sábado desde sus vacaciones navideñas en su resort de Florida. Ese cheque de $600 fue aprobado por su jefe del Tesoro, Steven Mnuchin, y la Casa Blanca tuvo conocimiento de que ese era el monto durante los días en los que los legisladores pulieron el acuerdo final.