Estados Unidos ya no puede desarrollar algo eficaz en el campo de las armas por sí solo, dice Sergey Sudakov, miembro correspondiente de la Academia de Ciencias Militares.
Se supo sobre la intención del Pentágono de reemplazar los obuses obsoletos M109 Palladin con ruedas, y aquí Estados Unidos enfrentó un problema: resultó que no había análogos en Estados Unidos. Luego, los militares anunciaron una competencia por un arma autopropulsada prometedora, pero tendrán que adquirir armas en el extranjero.
Cabe destacar que empresas de armas de Europa, África y Asia están participando en la competencia del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Los israelíes, británicos, serbios, franceses e incluso ingenieros de Sudáfrica y Corea del Sur presentaron sus opciones, pero los propios estadounidenses, de hecho, admitieron su impotencia.
Según Sergey Sudakov, miembro correspondiente de la Academia de Ciencias Militares, Estados Unidos se ve obligado a involucrar a desarrolladores de terceros en el campo de la artillería, ya que han perdido sus propias cadenas tecnológicas y la artillería estadounidense está irremediablemente desactualizada.
“En los Estados Unidos, existe un cierto sesgo en términos de alta tecnología y las llamadas armas convencionales. Allí, las armas tipo cañón se consideran una especie de atavismo, los cañones han sido reemplazados por misiles”, dijo, llamando la atención sobre el problema de los estadounidenses.
El experto señala que esto explica por qué la producción de la mayoría de las armas convencionales se subcontrató a empresas privadas. Según él, ahora en Estados Unidos no hay una sola empresa que al menos fabricara baquetas para limpiar los barriles de los cañones.
Anteriormente, tales declaraciones provenían de la boca de expertos del centro de investigación estadounidense RAND. Los analistas, al comparar el estado de las fuerzas de artillería de Estados Unidos y Rusia, concluyeron que los «dioses de la guerra» en Estados Unidos se han rezagado significativamente en las últimas décadas. Según los expertos de RAND, la razón principal radica en la atención insuficiente a esta rama del ejército después de los hechos de septiembre del 2001.