El muro que separa a los estadounidenses

El muro que construye el presidente Donald Trump en la frontera con México tiene carga ideológica.

Su edificación no solo simboliza el cierre de Estados Unidos al mundo. También representa la separación interior, la división que este Gobierno ha fomentado entre los estadounidenses.

Trump ha dado la orden de que en las últimas semanas de su mandato se trabaje a toda máquina, día y noche. Sabe que ese es el gran legado del trumpismo.

Y es más que consciente de que Joe Biden tiene la intención de pararlo en cuanto ocupe la Casa Blanca. Ya lo dijo en campaña y lo ha reiterado. “El muro supone un daño inimaginable”, declaró Deb Haaland, nativa americana, legisladora por Nuevo México y secretaria de Interior encarga de gestionar las tierras públicas en la nueva administración Biden.

El presidente dice que se han construido 681 kilómetros, pero gran parte es renovación de lo que ya existía

Además de ser banderín de enganche de Trump, cosa que a los demócratas les enerva, parar la construcción del muro en cuanto Biden jure el cargo de presidente supondrá el ahorro de 2.600 millones de dólares, según indica un informe del Pentágono.

Mientras las carreteras, los túneles o los puentes están abandonados, sin inversión, el muro es una de las infraestructuras más caras entre los proyectos federales en la historia del país.

Abandonar su construcción, sin embargo, no es gratis. Aunque se desconocen los cálculos, el gobierno podría incurrir en penalizaciones por los contratos de construcción otorgados

Pero el cuerpo de Ingenieros del Ejército se ha reunido con el equipo de transición de Biden para afrontar esta cuestión, aseguró una portavoz de los militares.

“No podemos especular sobre el coste final estimado en la entrega del trabajo ni aventurar qué acciones puede o no implementar la Casa Blanca”, insistió la portavoz en un comunicado.

La Administración Trump obtuvo unos 15.000 millones para alzar la barrera, suficiente para unos 1.200 kilómetros, según los datos de la agencia de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP). Un tercio de esta cantidad proviene del Congreso. El presidente Trump desvió el resto del presupuesto del Departamento de Defensa, del programa de la lucha contra el narcotráfico y de cuentas militares.

Según el CBP, desde inicios del 2017 y hasta este diciembre se habían construido 681 kilómetros. En realidad, al igual que México no ha pagado ni un céntimo, la mayor parte de estos kilómetros hacen referencia a la reforma de la barrera que ya existía y muy pocos a obra nueva.

El ejército considera que el próximo 21 de enero, con Biden habiendo jurado, aún quedarán 3.300 millones en fondos sin usar. Unos 700 millones podría ser el coste de anular contratos.

“Construir un muro tendrá poco efecto para frenar a criminales y carteles para explotar nuestra frontera”, sostiene Biden. En lugar de quitar recursos a escuelas o a esfuerzos de recuperación en territorios como Puerto Rico afectados por desastres naturales, el próximo presidente aboga por disponer de recursos federales para una vigilancia inteligente. Entre ellos figura mejorar los puestos de control en los puertos de entrada. “Esto mantiene seguro al país”, subraya Biden.

La amenaza de paralización del muro contrasta con las prisas para seguir edificando y llegar a los 725 kilómetros que se ha marcado Trump como meta en el 2020. Las obras dinamitan montañas y arrasan el desierto ante la expectativa de que el proyecto no continúe adelante, sobre todo en zonas de Arizona.

“Están cortando caminos hacia lugares que ningún coche podría llegar, ni siquiera un 4×4”, explicó en la NPR (radio pública) el biólogo Myles Traphagen. “Y ahora –añadió– también están destruyendo la montaña para crear un acceso y construir el muro”, recalcó, poniendo el acento en lo absurdo de la situación.

Hace referencia a uno de los 29 proyectos que se están desarrollando en trece localizaciones diferentes, desde San Diego (California) a Brownsville (Texas).

Algunos aseguran que el muro les ha dado más seguridad frente a “los invasores”, pero muchos propietarios de terreno echan humo por el estropicio.

Fuente