20 minutos antes de la medianoche, plazo para la clausura de la Administración, Trump rubricó una ley aprobada por las dos cámaras del Congreso.
Prácticamente en el último minuto, el Senado de Estados Unidos ha aprobado su segundo gran paquete de estímulo para luchar contra la debacle económica del Covid-19.
En esta ocasión se trata de alrededor de 900.000 millones de dólares (738.000 millones de euros) entre los que se incluye un cheque de 600 dólares (492 euros) para cada adulto o menor dependiente de éste, siempre que tenga unos ingresos inferiores a los 99.000 dólares brutos anuales (81.000 euros). También está un suplemento extra de 300 dólares (246 euros) semanales en ayuda al desempleo.
Las ayudas directas a los ciudadanos (que no incluye a los adultos dependientes) suponen el 18,4% de todo el gasto público incluido en el nuevo programa de estímulo. Y las que recibirán los parados, el 13,3%. El grueso del paquete va en ayudas a las pymes (pequeñas y medianas empresas) y a los pequeños negocios, que recibirán alrededor de 280.000 millones de dólares (230.000 millones de euros), es decir, el 31%, según estimaciones del diario The Wall Street Journal. Las aerolíneas recibirán 15.000 millones de dólares, al igual que las empresas propietarias y operadoras de teatros, salas de conciertos y otras actividades culturales. Tanto el sector del transporte aéreo como el de la cultura han sido triturados por la crisis.
El acuerdo llega justo cuando la economía estadounidense está volviendo a frenarse a medida que el estímulo de 2,2 billones de dólares (1,8 billones de euros) aprobado en abril está agotándose. Aun así, las negociaciones han estado a punto de fracasar en múltiples ocasiones, y tanto demócratas como republicanos han tenido que realizar concesiones importantes.
Los primeros han abandonado su idea de que el plan de estímulo incluya ayudas a los estados y condados -el equivalente, respectivamente, de las comunidades autónomas y los municipios en España- para equilibrar sus cuentas, y se han tenido que conformar con un estímulo que es apenas el 40% de lo que les hubiera gustado. Y los republicanos han tenido que renunciar a que la ley incluya una salvaguarda en virtud de la cual hubiera sido imposible denunciar a empresas en el caso de que sus malas prácticas de seguridad hubieran provocado contagios entre sus empleados o clientes.
Más difícil aún ha sido la reautorización a la Reserva Federal para que pueda llevar a cabo programas extraordinarios de liquidez en el mercado de deuda corporativa y de los estados y ayuntamientos en 2021 como los que ha realizado este año. Varios republicanos se han opuesto a la medida y han demandado que el Congreso tenga que votar la próxima vez que el Banco Central lleve a cabo esa medida, lo que hizo que los demócratas les acusaran de tratar de dañar la economía para así perjudicar políticamente al presidente entrante, Joe Biden, que jura el cargo el 20 de enero. Finalmente, el acuerdo abre las puertas para que la ‘Fed’ pueda llevar a cabo más operaciones extraordinarias.
Ahora el acuerdo debe ser aprobado por la Cámara de Representantes y ratificado por el presidente Donald Trump, lo que debería producirse esta semana.