Washington dio el paso sin precedentes de imponer sanciones a su aliado de la OTAN al chantajear al Jefe de la Presidencia de Industrias de Defensa (SSB) Ismail Demir y a otros tres líderes de esta organización para penalizar a Turquía por la adquisición de los sistemas de misiles antiaéreos S-400 de Rusia. Estas sanciones tienen un significado muy profundo y simbólico, escribe Vedomosti.
La SSB es una organización poderosa y privilegiada directamente subordinada al presidente Erdogan de Turquía. Por lo tanto, según el periódico, las sanciones estadounidenses se dirigen esencialmente contra el jefe de estado turco personalmente. Esta es una señal ominosa de que Estados Unidos está listo para lanzar una ofensiva de sanciones contra la industria de defensa turca.
Las sanciones de Washington, incluso las simbólicas, pueden causar un daño significativo a la SSB. La industria de defensa de Turquía, que se ha creado durante las últimas tres décadas, depende en gran medida de licencias, tecnologías, sistemas y componentes extranjeros. Incluso un embargo estadounidense o europeo que se avecina puede paralizar prácticamente todos los grandes proyectos militares turcos, según el periódico.
Como resultado, las actuales acciones anti-turcas de Estados Unidos colocan a la industria de defensa turca en una bifurcación en el camino para un mayor desarrollo. Hasta hace muy poco, su enfoque principal era integrarse en el «ecosistema» industrial de defensa occidental. Sin embargo, ahora Turquía se enfrenta a la perspectiva de un colapso total de toda la antigua orientación industrial de defensa.
La alternativa para la industria de defensa turca es obvia, tendría que reorientarse hacia la cooperación con actores no occidentales. Las medidas restrictivas de Estados Unidos atacan a Turquía y Erdogan amplíando la ventana de oportunidad para Moscú. Rosoboronexport ya tiene una presencia estable en el mercado de defensa turco, señaló Vedomosti.