La administración saliente de Trump está dando sus últimos pasos para mantener el enfrentamiento contra China tras el cambio de poder en la Casa Blanca. Se está desarrollando un nuevo escándalo después de que Washington puso a 14 parlamentarios chinos en la lista de sanciones de Hong Kong y ahora planea suministrar un nuevo lote de armas a Taiwán. Beijing amenaza con tomar medidas de respuesta duras. El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, cree que los cambios en las relaciones con China son irreversibles y un reinicio es imposible, escribe Kommersant.
El investigador jefe del Instituto para Estados Unidos y Canadá de la Academia de Ciencias de Rusia, Vladimir Batyuk, señala que la política anti-china de Trump goza del apoyo de ambos lados del pasillo político en Washington, mientras que Estados Unidos ha logrado establecer una alianza contra China en la región del Indo-Pacífico, que juega un papel de «cordón sanitario». Sin embargo, Pekín todavía tiene algunas palancas para un movimiento contrario, según el experto.
El liderazgo chino ya ha estado tomando medidas activas de ojo por ojo, como firmar un acuerdo el 15 de noviembre en Hanói sobre una asociación económica regional integral destinada a crear la zona de libre comercio más grande del mundo. Este acuerdo fue firmado por esos países, a los que Pompeo se refirió como partidarios del curso anti-chino de Estados Unidos: los estados de la ASEAN, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda.
Según el experto, tras el colapso de la Asociación Transpacífica, que fue abandonada por Trump, China lideró el proceso de integración económica en la Región Indo pacífico.
«En estas condiciones, la nueva administración estadounidense se verá obligada a mantener el diálogo con Beijing», señaló el experto.
La administración Biden ya está seleccionando un nuevo enviado a Beijing. Este podría ser un candidato en las elecciones del 2020, el demócrata Pete Buttigieg.