«En este momento no hay citas disponibles. En breve, la oficina pondrá a su disposición nuevas citas». Un mensaje de desesperación en la pantalla, que se ha convertido en un símbolo del muro burocrático con el que se encuentra día y noche cualquier extranjero cuando llega el momento de renovar sus documentos.
Las entidades sociales llevan años denunciando que los migrantes están abandonados en el limbo porque es casi imposible conseguir cita para renovar su documentación por los cauces legales. El problema de las citas se agravó con la pandemia, cuando comenzaron a amontonarse casos.
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Las restricciones entorpecen los procesos obligando a cualquier extranjero a padecer este atasco, poner en pausa su vida y pasar semanas actualizando la página del Gobierno cruzando los dedos, mientras los funcionarios las suben al sistema a cualquier hora, a veces de madrugada. Pero hay muchas cosas en juego.
«Hay verdaderos dramas. Si te caduca la TIE automáticamente el banco te bloquea la cuenta y no puedes pagar alquileres, trabajadores», denunciaba Rodrigo Araneda, presidente de la entidad Acathi, en una entrevista a El País.
Este grave colapso ha sido reflejado en una reciente encuesta del Consell Municipal d’Immigració de Barcelona (CMIB), órgano consultivo y de participación del ayuntamiento, realizada en siete idiomas (inglés, árabe, castellano, catalán, francés, urdu y chino mandarín) a 1.208 personas. Según el análisis, el 63 % de las personas no han conseguido cita, el 62% lo ha intentado más de 50 veces, el 65% se han visto obligadas a pagar a terceros para poder acceder a este servicio gratuito y el 34 % de las personas participantes tenían la tarjeta de identificación de extranjero caducada.
Y solo el 1% de los solicitantes de cita previa lo ha conseguido a la primera.
La situación ha desbordado unos procedimientos que suelen durar meses, independientemente de la petición. Algo que ha propiciado otro tipo de negocio, el del mercado negro.
En Facebook, WhatsApp y Telegram circulan los números y grupos, donde los extranjeros en diferentes ciudades de España comparten su desesperación y sus malas experiencias con el sistema migratorio español. Después de haber pasado meses de frustración ante la pantalla, y para agilizar el proceso, muchos están obligados a acudir a un mundillo de conseguidores de citas (sean abogados, gestores de citas o incluso a mafias), que las ofrecen por precios que varían en función de la desesperación del extranjero. No importa si el trámite es la renovación de la Tarjeta de Identidad, una simple toma de huellas o una autorización de regreso para viajar a su país.
«La gente está desesperada, llevan meses intentando conseguir cita, la situación de colapso ya viene de mucho antes del estado de alarma, del 2017, y ahora se ha agravado. Antes, funcionaba mejor, cuando te notificaban que se había resuelto favorablemente el trámite solicitado, en dos o tres semanas sabías que tendrías hora para que te sacarán las huellas digitales y obtener la tarjeta TIE», explicaba en octubre a La Vanguardia Elisabet Ureña, responsable del programa de Migración de Càritas Barcelona.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha negado por su parte que las oficinas de expedición de documentos de identificación de extranjeros, los NIE, estén dando citas previas a «mafias» para que estas puedan revenderlas y ha dejado claro que esto no está ocurriendo actualmente. Y ha precisado que cuando las fuerzas de seguridad ven «algo extraño», lo investigan.