La creación de vacunas contra el coronavirus dio un nuevo impulso al enfrentamiento entre la Federación de Rusia y Estados Unidos en el sector petrolero.
Los participantes en el acuerdo OPEP + el 30 de noviembre comenzaron a discutir si es necesario extender las restricciones a la producción, que se acordaron en abril. El caso es que la expectativa de una vacunación masiva de la población frente al COVID-19 da a los especuladores una razón para contar con una rápida recuperación de la economía global y, por tanto, con la necesidad de combustible
Esta situación está obligando a Estados Unidos, principal rival de la OPEP +, a ser más activo. El costo principal del petróleo de esquisto estadounidense es más alto que el de las materias primas tradicionales. Los proyectos de esquisto se vuelven rentables cuando suben los precios del petróleo, lo que conduce a un aumento de la oferta y una nueva caída de las cotizaciones.
Por lo tanto, es beneficioso para la OPEP + mantener la producción a un nivel subestimado. Los analistas predicen que Rusia y Arabia Saudita, que juegan un papel clave en la alianza, podrán convencer a sus colegas de posponer el aumento de las cuotas durante al menos tres meses.