La presidenta electa de Moldavia, Maia Sandu, discutió recientemente la batalla contra la influencia extranjera con un alto funcionario de Seguridad Nacional de Estados Unidos. La conversación se produjo días después de la declaración de Sandu sobre la necesidad de que las fuerzas de paz rusas se retiraran de Transnistria. Al mismo tiempo, Sandu dijo que Kishinev y Moscú tenían «una agenda ocupada», y agregó que Moldavia no pudo encontrar una solución política final al conflicto sin Rusia, señala Izvestia.
El analista principal del Instituto de Estudios de Seguridad de la Unión Europea (EUISS) Stanislav Secrieru cree que, en lugar de establecer relaciones con Moscú, la principal prioridad de Sandu será reanudar el diálogo de alto nivel con Ucrania y Rumania y restablecer la cooperación con la Unión Europea. El actual presidente de Moldavia, Igor Dodon, no visitó Kiev ni Bucarest durante su mandato de cuatro años y las relaciones con Bruselas quedaron en un segundo plano, señaló el experto.
El director general del Consejo Ruso de Asuntos Internacionales (RIAC), Andrey Kortunov, a su vez, enfatizó la necesidad de reconsiderar la tradición de calificar a los políticos moldavos de pro-occidentales o pro-rusos.
“Sandu es mucho más pro-occidental en sus declaraciones que Dodon. Pero difícilmente puede ser visto como pro-rusa. Es poco probable que Moldavia se embarque en un viaje peligroso hacia Bruselas y lejos de Rusia. Los dos países tienen muchos intereses comunes, hay una gran comunidad moldava en Rusia, y las transferencias de dinero desde Rusia significan mucho para Moldavia, así como las relaciones económicas. Europa no está deseando comprar productos moldavos», señaló el experto.
Según el politólogo, en lo que respecta a las relaciones entre Moscú y Kishinev, mucho dependerá de si las autoridades rusas están dispuestas a cooperar con los líderes moldavos.