Escándalo por la brutal represión policial contra inmigrantes en París.

La monumental estatua de bronce de Marianne –símbolo tradicional de la República Francesa, con el lema “Libertad, igualdad, fraternidad” inscrito en su pedestal– fue testigo, en la noche del lunes, en el centro de París, de una acción policial de inusitada violencia para acabar con una acampada ilegal, aunque pacífica, de unos 400 inmigrantes.

 

 

Los inmigrantes, convocados por varias oenegés y partidos de izquierda, como Francia Insumisa, se habían instalado en sencillas tiendas individuales –todas iguales– en la plaza de la República para llamar la atención sobre la precariedad en la que viven. La semana pasada fue evacuado un campamento de 2.500 personas en Saint-Denis, suburbio del norte de París, pero 800 de ellas carecen de alojamiento alternativo y pululan por la capital. “Decidimos visibilizar su situación”, indicó un portavoz de la asociación Utopia.

Los agentes que reprimieron a los inmigrantes cayeron, en el fondo, en una trampa montada por las oenegés y ciertos sectores políticos deseosos de poner de relieve la brutalidad policial la víspera de la aprobación en la Asamblea Nacional de un polémico proyecto de ley sobre seguridad que prevé prohibir, en casi todos los casos, filmar a la policía cuando actúa. Quienes se oponen a esta ley argumentan que da impunidad a la represión y es un atentado a las libertades.

La policía francesa está sometida, desde hace años, a mucho estrés, por la lucha antiterrorista, la delincuencia al alza, el acoso a las comisarías en los barrios difíciles y las continuas protestas en la calle. Los agentes son víctimas asimismo de muchas agresiones. Según un estudio hecho por el diario Le Figaro , la violencia contra la policía se ha multiplicado por dos en los últimos quince años. Los suicidios de policías y gendarmes suponen una auténtica epidemia.

Darmanin, un joven político procedente de la derecha y próximo al expresidente Nicolas Sarkozy, llegó al frente del Ministerio del Interior, en julio pasado, con fama de duro. En una entrevista con Le Parisien , la semana pasada, Darmanin denunció el clima de intimidación que padece la policía. Según el ministro, “el cáncer de la sociedad es la falta de respeto hacia la autoridad”.

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