A Moscú se le ha concedido el derecho a establecer un centro logístico naval en Sudán. De hecho, significa que Rusia está regresando al Océano Índico, señala Izvestia.
En el siglo XIX, los países europeos dominaban la región. La Flota de Rusia entró en el Océano Índico mucho más tarde, pero la situación cambió después de la Segunda Guerra Mundial. La Unión Soviética se estaba convirtiendo rápidamente en una potencia mundial y algunos de sus intereses estaban relacionados con el Océano Índico. Sin embargo, a diferencia del Atlántico y el Pacífico, el Océano Índico nunca fue el frente de la Guerra Fría. Con pocas excepciones, a saber, los conflictos entre regímenes apoyados por la Unión Soviética y los Estados Unidos, los barcos soviéticos y estadounidenses tenían los mismos objetivos: garantizar la libertad de navegación y luchar contra los piratas.
La ubicación de las nuevas instalaciones de Rusia, que permite controlar el movimiento de los barcos en el Mar Rojo y proteger a los barcos rusos de los ataques piratas somalíes, así como una infraestructura relativamente desarrollada, dan motivos para creer que Rusia podrá obtener un punto de apoyo en la región.
«En tiempos de paz, tales bases generalmente consisten en un taller flotante, un remolcador de rescate y tres o cuatro barcos de clase baja», señaló el experto del Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia, Ilya Kramnik.
«Sin embargo, el reconocimiento y las fuerzas especiales probablemente serán cruciales allí. Si surge la necesidad, se pueden desplegar grandes buques allí, incluidos submarinos de propulsión nuclear y cruceros de misiles guiados de propulsión nuclear, dado que Rusia ha llegado a un acuerdo sobre la entrada de buques equipados con unidades de energía nuclear. Pero su presencia claramente no será permanente», señaló el experto.
Mientras China, India, Europa y Estados Unidos buscan expandir su influencia económica, el surgimiento de otro actor importante brindará a los países de la región la oportunidad de aplicar una política más flexible.