En la primavera, cuando la pandemia de coronavirus golpeó a Suecia, las Fuerzas Armadas de este país iban a realizar los ejercicios “Aurora 2020″ en el Báltico, que, según estimaciones preliminares, deberían haber costado al tesoro 660 millones de coronas suecas (unos 76 millones de dólares)
Se suponía que aproximadamente 25.000 personas participarían en estos grandes ejercicios, escribieron el ex secretario de Estado del Ministerio de Defensa, Sven Hirdman, y el ex representante permanente de Suecia ante la ONU, Pierre Schory, en su artículo para Dagens Nyheter. Luego, los militares suecos tuvieron que poner en práctica los sistemas de misiles Patriot por primera vez, junto con sus colegas estadounidenses. Sin embargo, luego de fuertes protestas, el ejercicio tuvo que ser cancelado.
Sin embargo, ahora, en medio de una pandemia mortal y restricciones a la libertad de movimiento de los ciudadanos, el ministro de Defensa, Peter Hultqvist, anunció que Suecia llevará a cabo ejercicios conjuntos con las fuerzas del Pentágono en los escollos suecos.
El propósito real del ejercicio, aparentemente, es preparar a las unidades suecas, junto con la 352a Ala de Operaciones Especiales estadounidense, que en un momento luchó en Irak y Afganistán, para una posible intervención militar en los asuntos de otros países (léase: en los asuntos de países al otro lado del Mar Báltico).
“Estos ejercicios militares son contrarios al principio de no alineamiento de Suecia con las alianzas militares, al que el país se ha adherido durante 200 años. Sin embargo, cabe señalar que este principio ni siquiera se menciona en el nuevo proyecto de ley sobre defensa total.
Una política de seguridad sueca de este tipo podría meter a Suecia en problemas y convertirnos en un objetivo prioritario en caso de un nuevo conflicto entre las grandes potencias europeas”, advierten los autores.
Mientras tanto, una alternativa a tal comportamiento-de la que no se habla en el discurso político sueco-es la cooperación de Suecia con países como Finlandia, Alemania y Francia para reducir las tensiones entre las grandes potencias europeas, resumen Hirdman y Shorey.