Alexey Navalny ha acusado al jefe del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR) de ser un «simple idiota», después de que indicó que el opositor podría haber sido envenenado por Occidente en un «sacrificio».
Escribiendo en Twitter, Navalny dijo que está «triste de ver en qué se ha convertido la inteligencia rusa», atacando al jefe de SVR Sergei Naryshkin.
Любопытно смотреть на то, как врёт глава СВР Нарышкин. Аж подергивается, понимая, что ничего, кроме смеха, эти его "секретные данные" не вызывают. Ну и очень грустно видеть во что превратилась российская разведка. Ею руководит просто олух, а любым их данным невозможно верить. pic.twitter.com/D5M6dxZwgV
— Alexey Navalny (@navalny) November 6, 2020
En una entrevista publicada el viernes, Naryshkin le dijo a la agencia de noticias con sede en Moscú RIA Novosti que, hace aproximadamente un año, las agencias de inteligencia de la OTAN discutieron el sacrificio de una figura de la oposición rusa para revivir las manifestaciones contra el gobierno. Según el jefe de inteligencia, el movimiento de protesta del país se ha «reducido por completo y se acerca a cero».
“Sabes, el tema del llamado ‘sacrificio sagrado’ se discutió a un alto nivel”, afirmó Naryshkin. “Además, se dijo que sería mejor si este ‘sacrificio sagrado’ fuera uno de los líderes de la oposición”.
Sin embargo, no llegó a vincular directamente a las agencias de inteligencia occidentales con el envenenamiento de Navalny. El mismo día, Navalny retuiteó una noticia sobre el Ministerio del Interior del país vinculando su enfermedad con posibles problemas dietéticos. En respuesta, la figura de la oposición escribió que está «cansado de reír», y señaló que se sugirió que fue envenenado por Occidente el mismo día en que el Ministerio culpó a su consumo de alimentos.
El 20 de agosto, Navalny cayó enfermo en un vuelo de Tomsk a Moscú. Después de un aterrizaje de emergencia en Omsk, lo llevaron a un hospital local, donde cayó en coma. Dos días después, fue trasladado en avión a la clínica Charite en Berlín a pedido de su familia y asociados. Después de las pruebas, los toxicólogos alemanes descubrieron que el activista anticorrupción había sido envenenado con una sustancia del grupo de agentes nerviosos Novichok.
Esta afirmación ha sido desmentida por los médicos rusos, quienes aseguran que no encontraron ningún rastro de veneno en su cuerpo. En octubre, Bruselas aprobó sanciones contra seis altos funcionarios rusos y un instituto de investigación, que la UE cree que son responsables o han sabido del presunto ataque.